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Futuro grande

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Sebástián Báez, de 17 años, se convirtió en el undécimo argentino en arribar a la cima del ranking mundial junior. Formado por José Luis Clerc, sus condiciones técnicas y el plan de su equipo de trabajo abren expectativas para el circuito de mayores.


Enfocado. El bonaerense mostró sus progresos en los torneos de Brasil disputados este año. (Prensa AAT)

Aún no tenía tres años cuando tomó por primera vez una raqueta de tenis, que era de su papá. La escena fue todo un presagio para la vida de Sebastián Báez, nacido en Buenos Aires y criado en la localidad de San Martín, quien poco tiempo después comenzó a practicar este deporte en el Club Sportivo Villa Ballester. A los 10 años se produjo un hecho clave en su incipiente carrera al conquistar un torneo juvenil denominado G3, disputado en Parque Roca. El premio: practicar una semana en la academia de José Luis Clerc. Así, y fruto de las auspiciosas condiciones que exhibía el bonearense, el ex número 4 del mundo y actual candidato a presidente de la Asociación Argentina de Tenis (AAT) decidió formarlo en la disciplina. «Tiene futuro», repetía Clerc cada vez que lo veía jugar. No se equivocó: desde marzo, y con 17 años, Sebastián se convirtió en el número 1 del mundo en la categoría juniors –hasta 18 años–, de la Federación Internacional de Tenis (IFT, su sigla en ingles).
«Estoy feliz por ser el número 1 pero mi objetivo es seguir creciendo y formándome como profesional», dijo Sebastián después de su logro, ya con la mente puesta en el futuro mientras estudia a distancia para terminar el colegio secundario. Más allá de lo que ocurra más adelante, Báez ya consiguió inscribir su nombre en la disciplina: es el úndecimo argentino en llegar a lo más alto del escalafón individual en juniors. Los anteriores Gabriela Sabatini (1984), Patricia Tarabini (1986), Cristina Tessi (1988), Florencia Labat (1989), Federico Browne (1994), Mariano Zabaleta (1995), Guillermo Coria y María Emilia Salerni (ambos en 2000), Brian Dabul (2001) y Axel Geller (2017).
Además de contar con Batata como guía, el bonarense recibe otros apoyos. Entre ellos del Ente Nacional de Alto Rendimiento (Enard) –encargado de brindarle becas– y de la AAT. En ese sentido, desde 2015 Báez se entrena con el director técnico Sebastián Gutiérrez, del departamento de Desarrollo de la AAT y el preparador físico Martiniano Orazi, ex de Juan Martín del Potro durante siete años. Con ellos logró pulir su estilo de juego basado en dos características: la potencia de sus golpes con derecha y el réves a dos manos.

Crecimiento sostenido
Esas virtudes, trabajadas en base a un fuerte entrenamiento, le permitieron dar un salto de calidad en el circuito juvenil. El primer torneo importante lo obtuvo, precisamente, en 2015: con 14 años ganó el Orange Bowl, en Florida, en la categoría Sub 16. En 2017 continuó su evolución: se consagró campeón en el torneo de Wels (Austria), arribó a las semifinales del certamen de Washington y avanzó a los cuartos de final del Abierto de Estados Unidos. Resultados que le permitieron disputar el Masters ITF de Juniors (terminó cuarto) y finalizar la temporada como el más joven de los primeros diez del raking (ocupó la novena posición). Este año, en el circuito latinoamericano en Brasil, se produjo su gran despegue, dado que obtuvo los torneos Banana Bowl (Criciuma) y la Copa Gerdau (San Pablo) en singles y dobles y accedió a la final individual de la Copa Paineiras, también en la localidad paulista, donde se aseguró el número 1 del mundo.
Tímido fuera de la cancha, el joven tenista debió sortear obstáculos, entre ellos, su fuerte temperamento en los partidos. «Sebastián era calentón de chico, tiraba bastante la raqueta y no le gustaba perder. Pero con el tiempo fue mejorando sus modos y empezó a tranquilizarse», contó su papá, José Luis Báez, veterano de Malvinas y otra persona influyente en su vida tenística: lo acompaña a todos los torneos y lo aconseja permanentemente.
Con esos respaldos, el actual número 1 del mundo proyecta sus sueños, por caso, ganar la Copa Davis y consolidarse entre los mejores del circuito de mayores. De todos modos sabe, como su equipo de trabajo, que conviene no apurar los plazos, seguir sumando experiencia y, sobre todo, perfeccionando aún más sus muy buenas condiciones técnicas. Nada menos que los atributos que hoy lo ubican como una de las grandes promesas del tenis nacional, con vistas a sostener su protagonismo en el más alto nivel.

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