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Generación Messi

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Barcelona logró superar ausencias y derrotas en el inicio de la temporada de la mano del argentino, referente de una filosofía de juego asentada en la cantera. La llegada de Valverde, otro factor clave que abre expectativas para reconquistar Europa.

Un clásico. El rosarino, otra vez figura ante Real Madrid en el último partido de 2017. (Del Pozo/AFP/Dachary)

Barcelona no es una moda. Desde el debut de Lionel Messi (2004), pasan los dirigentes, los jugadores, los entrenadores y sigue en lo más alto. Solo por tomar el parámetro de los títulos: Messi ganó 30 de los 93 que suma el Barcelona en toda su historia, una cifra que duplica a los que consiguió Real Madrid (14) desde 2004. Pero el fútbol no se explica solo por la acumulación de títulos. Tampoco por un futbolista. Existen proyectos que se sostienen en el tiempo, con intérpretes de una filosofía.
En ese sentido, la temporada 2017/18 comenzó para Barcelona con Real Madrid campeón de la Champions League y de la Liga española, con las derrotas posteriores en la Supercopa de Europa y de España, y con la partida del brasileño Neymar a Paris Saint Germain para ponerle punto final al tridente que conformaban con Messi y el uruguayo Luis Suárez. Sin embargo, desde la conducción afuera de la cancha del nuevo técnico, Ernesto Valverde, y de Messi, Barcelona terminó floréandose ante Real Madrid en el Santiago Bernabéu en su último partido de 2017. Un triunfo que lo deja como líder cómodo en la Liga y que lo entona para el cruce frente a Chelsea de Inglaterra por los octavos de final de la Champions. Se trata del objetivo más importante: levantar por sexta vez el trofeo más importante de Europa.
El protagonismo del Barça no es consecuencia del azar. «Sigue vigente por la Generación Messi. Pese a perder a varios jugadores de jerarquía, el equipo mantiene su columna vertebral con Piqué, Busquets, el propio Messi e Iniesta. Se fueron Puyol, Xavi, Guardiola y Neymar, y el equipo siguió ganando», dice el periodista argentino radicado en Barcelona, Ramiro Martín Llanos, autor de Messi. Un genio en la escuela del fútbol (2016). En ese camino, Barcelona elevó la influencia de Messi en las decisiones institucionales. Con una última renovación de contrato hasta 2021, el papel de Messi cincela el proyecto. El club debe dotar de elementos que estén a la altura de acompañarlo, circunscribir el mercado de pases a sus necesidades. Lo hizo, incluso, hasta con la contratación de Gerardo Martino como técnico (2013/14).

Nueva etapa
Pese a ello, cada nuevo ciclo conlleva cambios. Los partidos con Valverde en el banco distan de la etapa de Guardiola como director de una orquesta acaso única en la historia del fútbol. Este equipo, sin embargo, recuperó eficacia sin perder brillo. Valverde, en los últimos partidos, plantó un 4-4-2, con Messi de mediapunta, una herejía hasta hace muy poco en Barcelona, y fortaleció en especial el orden de la defensa. «Hay un proceso detrás de él: Valverde puede trabajar con cierta libertad y sin el celo de los comisarios de la identidad azulgrana, como la prensa cruyffista que masacró a Tata Martino por hacer algunos retoques. Después de Martino vinieron tres años de Luis Enrique con una triple corona en el primer año, donde, de alguna forma, se blanqueó que el juego debía evolucionar porque la etapa de Guardiola era irrepetible», agrega  Llanos.
Parece ser que esa histeria quedó un tanto relegada en Barcelona. Muchos entendieron en el valor de un proyecto que excede a los millones. Aquello que no se negocia en Barcelona: priorizar la cantera por encima de la cartera. O sea: La Masía, la escuela de formación de juveniles, versus los millones de la Casa Blanca. De hecho, en el último clásico, Real Madrid pagó 285 millones de euros por los once jugadores que salieron a la cancha. El Barcelona invirtió 189, casi 100 millones menos, un número que se explica por Sergi Roberto, Sergio Busquets, Iniesta y Messi, productos de las inferiores.
Esa presencia de Messi, precisamente, no solo explica la diferencia de proyectos entre Barcelona y Real Madrid: también representa la continuidad de un estilo. De ahí que Barcelona aún sigue en el centro de la escena. «¿Manchester City es el candidato a ganar la Champions?», le preguntaron hace poco a Guardiola, ahora técnico del City, en una conferencia de prensa. «¿Dónde juega Messi?», devolvió. «En Barcelona». «Entonces –dijo Guardiola– ellos son los candidatos».

 

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