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Grandes sin grandeza

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Con campañas dispares, los clubes de Avellaneda afrontan la difícil misión de volver a los primeros planos, en el marco de los cambios que vive el deporte nacional.

 

En rojo. Independiente, en la B Nacional, cosechó sinsabores y preocupa a sus hinchas. (Tony Gómez/Dyn)

Decepción. Por los malos resultados, Racing cambió a su entrenador en la 5ª fecha. (Télam)

El fútbol argentino ha cambiado. Más allá de esta frase que puede parecer vacía, varios hechos confirman que la evolución del fútbol ha tirado por el piso algunas verdades que se creían absolutas. Una de las situaciones que más se ha modificado es la de la hegemonía de los equipos grandes en la Argentina. Los cinco clubes más importantes del país, que antes se repartían todos los campeonatos y rara vez peleaban abajo, hoy deben luchar mano a mano con otras instituciones que de a poco van creciendo, o bien tienen una primavera deportiva o financiera que les permite achicar la brecha con aquellos a los que antes veían como inalcanzables.
El descenso de River primero y el de Independiente después no fueron casualidad. Hoy los grandes no siempre tienen a los mejores jugadores debido a la globalización del fútbol, que permite que un jugador argentino pase directamente de Banfield al Inter de Italia o de Tigre al Sevilla de España sin necesidad de hacer una escala en un equipo de los denominados grandes. Esta situación, sumada a la aparición del Fútbol Para Todos, que equilibra un poco los ingresos de dinero de la televisión, cambió el paradigma económico del fútbol nacional. Sean grandes o chicos, hoy los clubes necesitan de una buena gestión financiera para no sufrir poblemas con el descenso y, más importante aún, para luchar por un campeonato.


Un mal momento

Los grandes que más están sufriendo hoy son los de Avellaneda. Si bien el panorama de Independiente es bastante peor, lo cierto es que Racing tampoco está pasando por un buen momento. Lo del Rojo viene desde hace algunos años, con malas gestiones financieras y deportivas que culminaron con el descenso del equipo a la B Nacional en la temporada pasada. Para esta desconocida experiencia en la segunda categoría, Independiente mantuvo a su entrenador Miguel Ángel Brindisi y trajo varios refuerzos, conformando un equipo fuerte pero no como para arrasar en la divisional. Luego de cuatro fechas en las que el equipo no ganó y en las que perdió con rivales como Brown de Adrogué y Atlético Tucumán, Brindisi fue despedido y en su lugar fue contratado Omar De Felippe, un entrenador que hace poco ascendió con Quilmes y que conoce la B Nacional y también los pasillos del Rojo, ya que fue ayudante de campo de Julio César Falcioni cuando el hoy entrenador de All Boys estuvo en el banco del Diablo.
Tras su primer partido en el club, un empate de local ante Independiente Rivadavia de Mendoza, De Felippe les pidió a los hinchas paciencia para poder revertir la situación: «Puteándonos no vamos a mejorar», declaró el entrenador. Los hinchas del Rojo, cansados ante la sucesión de infortunios, asisten al peor escenario, ya que el equipo no se afirma en la B Nacional de cara a retornar cuanto antes a Primera División. Asimismo, Independiente tampoco encuentra el rumbo en el plano dirigencial. El presidente Javier Cantero llegó al club con muchas buenas intenciones pero que chocaron con la realidad del fútbol argentino. A eso le sumó varios errores en las decisiones deportivas que no ayudaron a su relación con la gente.
Racing, en cambio, vive otro tipo de crisis. Si bien hoy es un club ordenado económicamente, la dirigencia mantiene una pelea interna que se traslada a algunas cuestiones del ámbito deportivo. Prueba de ello fue la reciente elección de un nuevo entrenador para que ocupe el cargo dejado por Luis Zubeldía, despedido después de cuatro fechas.  El presidente Gastón Cogorno tomó el tema en sus manos y no escuchó ningún consejo del vice Rodolfo Molina, ex presidente y quien sugirió a Cogorno para el cargo que ocupa hoy. El elegido para suceder a Zubeldía fue Carlos Ischia, un entrenador que no dirige en el país desde su paso por Boca en 2009, pero que sigue la línea de Zubeldía, quien miraba mucho a las divisiones inferiores y subió a varios jóvenes a Primera que hoy son titulares.
Deportivamente, la situación de Racing no es apremiante. Viene de un correcto semestre en el que terminó quinto en el Torneo Final con 33 puntos. De todas maneras, la sensación que quedó fue que el equipo estaba para más y que se despidió de la pelea por el título demasiado temprano. Lo curioso fue que en julio, tras haberse cumplido el contrato de un año entre Zubeldía y el club, la dirigencia decidió renovárselo, con el argumento de darle continuidad al proyecto. El mismo Cogorno dijo que estaba muy contento con el trabajo del entrenador. Claro que un mes y medio después, y luego de cuatro partidos sin ganar en el Torneo Inicial y una derrota en la Copa Sudamericana, Racing despidió a Zubeldía.
Ni Racing ni Independiente pasan por buenos momentos. Deportivamente hoy les cuesta mucho más que en años anteriores, en especial al Rojo y, si no enderezan el rumbo, la situación se puede complicar aún más. Habrá que ver si este cambio simultáneo de entrenadores en los clubes de Avellaneda logra devolver algo de grandeza a estos clubes que no parecen ser tan grandes como antes, más allá de la inmensa hinchada que sigue a cada uno.

Germán Esmerado