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La estadounidense Allyson Felix superó el récord de Usain Bolt al ganar su 13° oro en el Mundial de Doha. Madre desde hace 9 meses, demandó a Nike por reducir su patrocinio debido a su embarazo. Su caso, ejemplo de una lucha que excede al deporte.


Veloz. Felix compite en la prueba 4×100 metros del certamen disputado en Doha. (AFP/Jewel Samad)

En una semana, durante el Mundial de atletismo en Doha disputado en septiembre, Allyson Felix hizo historia grande: superó a Usain Bolt en cantidad de medallas de oro ganadas en esta competición. Felix –velocista estadounidense, de 33 años– lideró las pruebas de relevos 4×400 mixto y femenina y consiguió sus preseas 12 y 13 en mundiales. Atrás, entonces, quedó Bolt, el jamaiquino ya retirado, una leyenda de las pistas que llegó a obtener 11. Existe, además, otro factor importante que puso de relieve la figura de Felix. Su logro ocurrió a nueve meses de que fuera por primera vez madre, hecho que la llevó a demandar judicialmente a la marca deportiva Nike. ¿El motivo? La empresa pretendía reducir en un 70% la renovación de su contrato por patrocinio debido a su embarazo. Allyson ganó el juicio. La foto del festejo en Doha la muestra con su hija Camryn en brazos. Al fin y al cabo, desde esta edición de 2019 en el calor extremo es la atleta con más títulos en la historia de los Mundiales, con 13 medallas de oro, 3 de plata y 2 de bronce.
La prensa presentó a Felix, después de los éxitos en Doha, como «mamá heroína», sin detenerse demasiado en que nada en su trayectoria deportiva le fue fácil. Cuando era niña y practicaba básquet, la llamaban «piernas de pollo» por su delgadez, en la escuela de Los Ángeles a la que asistía. Hija de un pastor de Santa Clara, California, supo dejar atrás los prejuicios porque creía en su talento. El salto al atletismo la colocó como una de las velocistas del futuro. Y allí comenzó la cosecha que se desglosa en 6 oros en juegos olímpicos y 13 en mundiales. Claro que ya se traza nuevas metas: en Tokio 2020, sus quintos juegos, buscará nuevas distinciones. El atletismo estadounidense le debe mucho a Allyson. En 2028, cuando ella no corra más, Los Ángeles, su ciudad, será sede de los Juegos gracias a ella, clave para la designación. «La diversidad de Estados Unidos es nuestra mayor fuerza», le respondió al presidente Donald Trump, quien critica con dureza a los deportistas negros.
«Si tenemos hijos, corremos riesgo de recortes de ingresos de nuestros patrocinadores durante el embarazo. Son las reglas de una industria deportiva que todavía está hecha principalmente para hombres. Y tengo mi propia historia de embarazo como deportista profesional», escribió Felix para The New York Times, un artículo en el que anunció la ruptura del contrato de confidencialidad con Nike. Su hija, Camryn, había nacido en noviembre de 2018 de forma prematura. Y Nike, patrocinador desde que ella era adolescente, además de bajarle el contrato, no le aseguraba el pago en caso de no lograr éxitos.

Correr con otros
Frente a ese panorama, decidió firmar un acuerdo con Athleta, la firma de indumentaria deportiva femenina de Gap Inc. Cinco meses después, se convirtió en la atleta récord en los mundiales. Y su denuncia, sumada a la de la selección femenina de fútbol campeona en la Copa del Mundo de Francia, llegó al Congreso de Estados Unidos, donde un proyecto de ley exige garantizar la igualdad salarial para los deportistas que representen a ese país en competiciones mundiales.
Los éxitos en la pista y la lucha para defender sus derechos convirtieron a Felix en una referencia que trasciende el deporte. Además de obligar a cambios en la política de contratos de Nike, Felix acudió al congreso para disertar sobre la mortalidad materna entre las mujeres negras, las cuales tienen casi cuatro veces más probabilidades de morir durante el parto. «Con el silencio –repitió– no se cambia el mundo». No está sola en la lucha. La tenista Serena Williams y las atletas Kara Goucher y Alysia Montano, quienes también denunciaron discriminación por ser madres y deportistas, acompañaron a Felix. «Siento que la atleta y la activista van de la mano –afirmó–. Ser atleta es mi trabajo, y el activismo mi responsabilidad. Son privilegios. Cualquier oportunidad que tenga, hablaré». Ella es la mujer que cambió la historia del atletismo.

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