Deportes | FRANCO COLAPINTO

La ansiada butaca argentina

Tiempo de lectura: ...
Alejandro Duchini

La Fórmula 1 volverá a tener un piloto de nuestro país tras 23 años. Estará a bordo de un Williams, con el sueño de nutrir una historia que tuvo a figuras como Fangio y Reutemann.

Promesa en pista. El joven corredor junto a los fanáticos en la previa del Gran Premio de Australia, este año.

Foto: Getty Images

«Williams Racing anuncia que Franco Colapinto competirá con el equipo durante el resto de la temporada 2024 del Campeonato Mundial de Fórmula 1 de la FIA. Usará el número 43», se lee en la portada de la página web de la legendaria escudería Williams. Acompaña una imagen del corredor argentino. De 21 años, hasta hace horas era piloto de pruebas top. Viene de la F2 (actual sexto en el campeonato) y la F3. Se destacó en la Academia de Corredores de Williams. El domingo, en Monza, debutará con el FW 46, un Fórmula 1 valuado en al menos 12 millones de dólares y al que ya probó durante esta temporada. Correrá en 9 carreras. Será el primer argentino en la máxima categoría después de 23 años, cuando se retiró Gastón Mazzacane tras participar en las temporadas 2000 y 2001 sin sumar puntos. 

No se vivía en nuestro país una euforia por la F1 desde el retiro de Carlos Alberto Reutemann, en 1982. También piloto Williams, fue nuestro último gran referente en una categoría que llega, con Colapinto, a los 26 representantes desde su inicio, en 1950. Pero ninguno como Juan Manuel Fangio, dueño de cinco títulos mundiales (1951, 54, 55, 56 y 57) e ícono aunque lo hayan superado Michael Schumacher y Lewis Hamilton (aún en vigencia) con siete. De los tiempos de Fangio se recuerda además a José Froilán González (primera victoria de Ferrari en un GP y subcampeón en la temporada de 1951), el gran ídolo del automovilismo nacional Oscar Gálvez, Onofre Marimón, Pablo Birger, Roberto Bonomi, Clemar Bucci, Jorge Daponte, Alejandro De Tomaso, Nasif Estefano, Jesús Iglesias, Alberto Rodríguez Larreta, Adolfo Schwelm Cruz, Carlos Menditeguy, Alfredo Pián, Juan Manuel Bordeau, Alberto Crespo y Roberto Mieres. Y después de Reutemann, Ricardo Zunino, Miguel Ángel Guerra, Oscar Larrauri, Norberto Fontana, Esteban Tuero y el mencionado Mazzacane. 

De fierro. El argentino conduce uno de los autos de la escudería Williams, en las pruebas de la competencia en Abu Dhabi, en noviembre de 2023.

Foto: Getty Images

Aquel Rey sin corona
La historia entre Williams y Argentina cuenta con un capítulo imprescindible para nuestro deporte. En la temporada 1981, cuando Reutemann llegaba como líder del campeonato, el mismo fundador de la escudería, Frank Williams, lo tenía relegado por Alan Jones. El primer hecho conocido sucedió en el GP de Río de Janeiro, cuando al argentino, que marchaba puntero, se le exigió que le ceda la posición a Jones. Como Reutemann se negó y ganó, la relación con su equipo se tensó aún más. A punto tal que en Las Vegas, con Reutemann líder para definir el título, su auto no fue preparado con la debida dedicación. Lo cuentan muy bien los periodistas Bruno Passarelli y Alejandro Di Giacomo en su libro Reutemann, rey sin corona en la Fórmula 1» (Ediciones Al Arco). En esa definición, el Williams de Reutemann falló y el brasileño Nelson Piquet se llevó el título por un punto. Desde entonces, la imagen del argentino dividió aguas. Algunos lo recuerdan aún como el mejor piloto argentino de F1 después de Fangio. Otros, decidieron calificarlo como un «segundón». Lo cierto es que desde entonces ningún argentino alcanzó el rendimiento de Reutemann en esta categoría. 

La Champions League en ruedas
La Fórmula 1 es la Champions del automovilismo deportivo, trazando una analogía con el fútbol. Tras los dorados 70, 80 o 90 tuvo un bajón internacional que se tradujo en cierto desinterés. Resurgió en los últimos años, cuando la organización quedó a cargo del conglomerado de empresas Formula One Group. Acorde a la actualidad, Netflix fue –con un reality– una punta de lanza para que recuperara el glamour. Acapara el lujo máximo, mueve fortunas y hasta compite en tierras árabes. Y sus pilotos llegan por condiciones y, sobre todo, por sponsors.

Huella. Reutemann, referencia albiceleste de la F1 en las décadas del 70 y 80.

Foto: NA

El caso de Colapinto se inscribe en esta actualidad de la máxima categoría del deporte automotor. Nacido en Pilar, provincia de Buenos Aires, el 27 de mayo de 2003, Franco formó parte del mundo del automovilismo nacional hasta que a sus 14 años empezó en soledad su recorrido europeo. Desde Williams, una de las escuderías más referenciales que hoy está en baja, entendieron ahora que en el argentino estaba el futuro. Le dieron tiempo y lo formaron. En julio había probado el nuevo modelo en las prácticas previas al GP de Silverstone. Le llovieron elogios. Pero también pesaba otro nombre como candidato propuesto por la influyente Mercedes. El de Mick Schumacher, el hijo del multicampeón, con todo lo que significa para un mundo que vive de la imagen y de los ingresos. Colapinto ganó la partida.

La idea era darle aún más tiempo, pero el domingo pasado, cuando en las clasificaciones del GP de Países Bajos el estadounidense Logan Sargeant volvió a accidentarse y provocó daños millonarios al auto, los directivos de Williams anticiparon su retiro, programado para la temporada próxima. Ya habían contratado a un top como el español Carlos Sainz, actualmente en Ferrari. Ahora, Sargent apuntará su «carrera» a otras categorías. El otro piloto Williams es el tailandés Alex Albon, el titular sobre cuya continuidad en la escudería podría haber sorpresas.

De estos movimientos depende el futuro de Colapinto, ya que Sainz arribará como piloto principal. En lo que hay certezas es en el objetivo de que el argentino ayude a que Williams sume la mayor cantidad de puntos posibles en una temporada tan floja como las últimas. Marcha en la novena posición entre diez escuderías del campeonato de constructores.

«Es un honor debutar en la Fórmula 1 con Williams. Es un sueño hecho realidad», suspiró Colapinto al confirmarse su llegada a la categoría. Pero mucho antes había dicho algo que hoy resulta significativo: «Mi pista preferida es la de Monza». Justamente donde debutará el domingo a las 10 de Argentina, cuando despierte el mítico sentimiento fierrero argentino en la Fórmula 1, la máxima categoría de una de las competencias más convocantes del mundo.

Estás leyendo:

Deportes FRANCO COLAPINTO

La ansiada butaca argentina