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La buena heredera

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Con apenas 20 años, sobresale como promesa de la esgrima, disciplina que tuvo entre sus referentes a Francisco Camet, el primer deportista olímpico de la historia argentina.

 

Figura. Di Tella se perfila como una de las esperanzas del deporte de la espada. (Prensa ENARD)

A Francisco Carmelo Camet le confundían el nombre. Lo anotaron alguna vez como Eduardo y alguna vez como León. También confundían su nacionalidad. En los registros oficiales de los Juegos Olímpicos de París 1900 figuraba como francés. Pero Francisco Carmelo Camet –ni Eduardo ni León– era argentino. Su padre, Jean Pierre, que sí era francés, tenía una estancia, La Trinidad, muy cerca de Mar del Plata. Ahí, en 1890, nació Francisco. A los 14 años se fue a estudiar a Francia, donde conoció la esgrima y nunca más la dejó. Camet fue el primer argentino olímpico, el primero en participar de los Juegos, aunque no formaba parte de una delegación oficial, porque Argentina no la había enviado, algo que recién ocurriría 28 años después, en Ámsterdam.
La historia de Camet en París 1900, donde consigue un diploma olímpico con un quinto puesto entre 103 participantes, es rescatada por Ezequiel Fernández Moores en su libro Breve historia del deporte argentino, aunque él mismo cuenta que el descubrimiento le pertenece a Bill Mallon por una investigación que realizó en 1998, algo que 4 años más tarde profundizó el filósofo argentino e historiador del deporte César Torres. Gracias a los dos puntos que consiguió Camet, la Argentina terminó penúltima en esos Juegos, los segundos de la era moderna, después de Atenas 1896.
Puede decirse que la esgrima, disciplina que le dio el primer deportista olímpico a la Argentina, tuvo un 2013 para la esperanza. Una de las buenas herederas de la tradición de Camet se llama Isabel Di Tella, ganadora del Olimpia en su deporte. Con 20 años, Di Tella cerró una gran temporada, que tuvo su pico en el Campeonato Mundial Juvenil de Porec, Croacia, donde consiguió una histórica medalla de bronce en la categoría espada. Ese tercer puesto no fue una casualidad, sino parte de un proceso de maduración. A principios de año, Isabel había conseguido el título en el Campeonato Panamericano de Puerto Rico. Y en Croacia debutó con un triunfo ante la coreana Joo Mi Lim, le ganó a la estadounidense Katherine Holmes, y cayó en semifinales con la rusa Tatiana Gudkova, nada menos que la que consiguió la medalla de oro.
Para Di Tella fue el año de la transición, en el que dejó atrás su etapa de juvenil y comenzó a competir en mayores. Incluso, como miembro del equipo de espada femenino, obtuvo el bronce en el Campeonato Panamericano de Colombia. Isabel, nieta del ex canciller Guido Di Tella, empezó de muy chica con la esgrima. Su padre, Rafael, fue integrante del equipo nacional y quien la introdujo en el deporte. De pequeña, Isabel jugaba con unos palitos, hasta que a los 10 años empezó a entrenar con mayor disciplina junto a José Domínguez, su maestro. Pero duró poco. Dejó la espada y agarró la pelota: se pasó al vóley. Y ahí también duró poco. A los 16 años se decidió, otra vez, por la esgrima, aunque ya para competir. Isabel, que estudia la carrera de Economía, creció de a poco, y todavía tiene mucho por delante, sobre todo en sus primeros pasos como mayor.
A pesar de aquella historia fundante de Camet, la esgrima es una disciplina que se mira poco y nada en el país. «Falta trabajo de base; es decir, falta iniciativa para que los chicos se interesen en nuestra disciplina», dijo Isabel en una entrevista con el periodista Gastón Saiz del diario La Nación. «Otro tema de la esgrima –agregó– es que requiere de mucha base técnica y es difícil de practicar; se podría capacitar a más maestros. Además, falta roce entre los más jóvenes. Si bien el Sudamericano de Menores y Juveniles es un buen torneo para foguearse, valdría la pena invertir en viajar a más competencias». Allí contó, además, que su ejemplo es Belén Pérez Maurice, que participó de los Juegos Olímpicos de Londres 2012. La inyección de dinero que impuso el Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo sirve para abrir algunas puertas, sobre todo para un deporte donde los materiales son caros. Pero todavía falta demasiado.
28 años después del quinto puesto de Francisco Carmelo Camet, el equipo argentino subió al podio al ganar la primera y única medalla olímpica de la esgrima, un bronce, en Ámsterdam 1928. Uno de los integrantes de ese conjunto, aunque suplente, era Carmelo Félix Camet, el hijo del primer olímpico argentino. «La Argentina, que en esos años tenía gran tradición en esgrima y recibía la visita de extranjeros que se desafiaban por fuertes sumas de dinero, jamás volvió a igualar aquella colocación», cuenta Fernández Moores en su libro.
Isabel Di Tella sueña, pero sin apresurarse. Su primer objetivo será tener un buen resultado en los Juegos Odesur 2014 que se jugarán en Santiago de Chile en marzo. El otro es lograr la clasificación a los Juegos Panamericanos de Toronto 2015. Y desde ahí conseguir el salto a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Isabel dice que la mayoría de las cosas le salen por instinto. Y que siempre, no importa a quién tenga enfrente, tiene que creer que le puede ganar. Ahí, con esa confianza, es cuando mejor tira. Ese instinto, acaso, es el que le permite ilusionarse.

Alejandro Wall

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