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La deuda interna

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Debido a la crisis económica, jugadores argentinos están emigrando a países de la región, un fenómeno que perjudica la competencia y podría impactar en el seleccionado subcampeón del mundo. Perspectivas de la temporada 2019-2020.


Protagonistas. Justin Williams, figura de San Lorenzo, en un duelo ante Bahía por el Súper 20. (Télam)

El básquetbol argentino vive un momento muy particular, que hasta se puede considerar paradójico. Mientras su selección masculina confirmó que sigue insertada en la élite internacional con el subcampeonato mundial en China, su Liga Nacional de Básquet (LNB) atraviesa una de las crisis más graves de sus tres décadas de existencia.
La temporada 2019-2020, iniciada el pasado 9 de noviembre, presenta pocas novedades y varias situaciones que preocupan. Entre ellas, los jugadores que abandonan la competencia para continuar su carrera en otros países, el menor interés del público que se traduce en muy poca concurrencia a los estadios, una visible merma en el nivel competitivo y, sobre todo, dificultades económicas que sufre la mayoría de sus clubes. Todo ello, en caso de profundizarse, podría afectar el futuro de un torneo del que surgió la mayoría de los jugadores que llegó a la final del mundo este año.
El éxodo actual, originado por la delicada situación financiera argentina, tiene un antecedente inmediato: 2001. Durante la crisis económica de principios de siglo, más de 200 basquetbolistas argentinos abandonaron el país y se insertaron en competiciones europeas de distinto nivel, desde las poderosas ligas de España e Italia hasta torneos de ascenso o regionales. Esas circunstancias motivaron que muchos de ellos potenciaran sus carreras y conformaran los cimientos de lo que fue la Generación Dorada. Es decir, la emigración masiva de basquetbolistas albicelestes potenció al seleccionado nacional en aquel entonces.
Distinto es el panorama en virtud de los nuevos horizontes del éxodo argentino, por lo que es muy problable que el equipo nacional no pueda sacar provecho de esta situación como 18 años atrás. Más allá de algunos casos puntuales que arribaron a España como Juan Ignacio Marcos (Barcelona B), Juan Pablo Vaulet (Básquet Manresa) y Facundo Corvalán (Real Canoe Natación Club, en el ascenso), el nuevo destino de los jugadores argentinos no es Europa, sino ligas latinoamericanas de igual o menor nivel que la Argentina, como Brasil, Chile o México. Se trata de países que pueden pagar mucho más que los clubes locales y en dólares, un aspecto clave. «Cobrar en una moneda extranjera, con la realidad argentina, lo hace diferente. Te da otra estabilidad. Ahí está la gran diferencia», explicó Franco Balbi, exjugador de Ferro y figura del Flamengo, en un informe del diario Clarín.
De esa manera, jugadores probados y consolidados en la LNB de entre 22 y 32 años se están yendo al exterior, lo que afecta el nivel de la competencia interna y también el recambio en el seleccionado. Fabián Borro, presidente de la Asociación de Clubes, entidad que rige la Liga Nacional, intentó minimizar la cuestión. «Así como viene gente a jugar a Argentina, nos encanta que nuestros jugadores triunfen afuera. Veremos que pasará; si se van, quedará su lugar para otros jugadores», indicó el dirigente en una nota en radio Uno contra uno. Si bien es cierto que el número de salidas es mucho menor al de principios de 2000, al menos veinte jugadores dejaron la LNB para continuar en el exterior en las últimas dos temporadas. Andrés Nocioni, uno de los que partió hacia Europa en aquel momento, tiene en claro lo que puede significar que la sangría continúe: «Ojalá que el éxodo de jugadores no perjudique a La Liga», dijo.
 
Suma de causas
El formato de la competencia, con partidos todos los días al estilo NBA, a diferencia de las fechas fijas los fines de semana como era antes, y el dominio de San Lorenzo, campeón de las últimas cuatro ediciones del certamen, también le restaron cierta emoción a la competencia. Ese factor, sumado a la crisis económica del país, influye en la merma de público en las canchas.
«No hay una explicación única para la crisis», explica a Acción Domingo Robles, presidente de Peñarol de Mar del Plata, uno de los clubes históricos del certamen. «El streaming (la posibilidad de ver los partidos en vivo por internet) influyó para la merma de espectadores. La pérdida de jerarquía de la competencia, otro tanto. Y la crisis económica general, mucho más. Es una suma de factores. Cada uno incide negativamente un poco y desemboca en este presente», considera Robles.
El dirigente marplatense también le apunta a la manera que quedó conformada actualmente la Liga, en la que los clubes exclusivos de básquet como el suyo son los más perjudicados por la coyuntura. «Los demás son clubes de fútbol que pueden derramar parte de su presupuesto en el básquetbol o que tienen apoyos estatales». La referencia no es casual. La temporada pasada, tres de los cuatro semifinalistas fueron San Lorenzo, Instituto y Ferro, mientras que Platense salió campeón del ascenso, todos clubes con fútbol como principal actividad. El cuarto semifinalista fue Olímpico de La Banda, que cuenta con el apoyo de la gobernación de Santiago del Estero.
Frente a este escenario, el nuevo torneo no augura cambios en lo que respecta al plano deportivo. Es decir, San Lorenzo, gran dominador de la Liga, buscará el record de conquistar cinco campeonatos seguidos. Lo avalan su entrenador Facundo Muller y los nuevos refuerzos Facundo Piñero, Luciano González y Esteban Batista, los cuatro con pasado en Instituto de Córdoba. Precisamente, «La Gloria» intentará, con un plantel renovado, quebrar la hegemonía azulgrana, al igual que los otros dos que parten como candidatos aunque lejos de San Lorenzo, otra vez favorito: Regatas de Corrientes y Quimsa de Santiago del Estero. El resto, entre los cuales aparecen grandes campeones como Atenas y Peñarol de Mar del Plata, apuntarán a defender la plaza.
«Está muy difícil competir en esta Liga», sostiene Robles, quien preside al «Milrayitas» desde 2003 y que ve la situación actual incluso peor a la que se vivió a principios de siglo. «La gente todavía iba a la cancha, los empresarios nos respondían. Los derechos de televisión eran mejores y se repartían entre dieciséis, no entre veinte». Es la gran paradoja del básquet argentino, donde la Liga de los subcampeones del mundo enfrenta el desafío de superar obstáculos para no perder atractivos ni el prestigio que supo conseguir.

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