Deportes | ELIMINATORIAS SUDAMERICANAS

La felicidad permanente 

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Alejandro Wall

Argentina sigue en modo mundial: ganó en el llano y en la altura exhibiendo un fútbol alegre y voraz. Messi y Di María, líderes de un recambio que ya comenzó.

La Paz. Asistencia del Di María y gol de Enzo Pérez en el contundente triunfo de La Scaloneta sobre Bolivia, este martes.

Foto: NA

No se trató solo del triunfo que cerró la Argentina contra Bolivia en La Paz. Fue, sobre todo, el partido que jugó. Lo hizo otra vez, como en 2020, como en el camino hacia Qatar 2022. Contra el rival y contra ese monstruo que es la altura, los 3.650 metros sobre el nivel del mar, la falta de oxígeno, la pelota que vuela. Hace dos años la Argentina también ganó, pero lo que ocurrió este martes fue un dominio sin antecedentes dentro de ese contexto geográfico. La Paz ha sido, en ocasiones, una pesadilla. En otras ha resultado una plaza para zafar pero difícil, al menos para un empate. Esta vez el Hernando Siles se pareció al Monumental. Por la comodidad del equipo y hasta por los aplausos de los hinchas bolivianos. Y sin Lionel Messi, también ovacionado. 
Fue el despegue de la Argentina al Mundial 2026, la búsqueda del bicampeonato. La tercera estrella está fresca pero ya se comienza a construir la sed por la cuarta. Será inevitable si la selección mantiene este nivel.
El inicio es un calco de lo que fueron las eliminatorias sudamericanas para Qatar. Mismos rivales, Ecuador y Bolivia, también una cosecha de seis puntos. Quizá esta versión toma otra dimensión por lo que implica mantener una identidad de juego durante un lapso tan largo de tiempo. Los dos goles (Enzo Fernández y Nicolás Tagliafico) fueron una historia inédita para la Argentina en la ciudad boliviana. Nunca había terminado el entretiempo con esa diferencia. La segunda parte la transitó sin problemas. Sin ahogos. Sirvió para ampliar la cuenta con el gol de Nico González. Fue 3-0 y pudo ser más. 
La debilidad del rival no le baja el precio a lo que hizo la Argentina. Bolivia, que es dirigido por el argentino Gustavo Costas, tiene conflictos en su liga local, venía de una goleada en contra ante Brasil por 5-1, y hasta su capitán Marcelo Moreno Martins tuvo que reclamar el aliento de un pueblo futbolero que había recibido a los campeones del mundo como héroes locales.
Pero la Selección de Lionel Scaloni hizo un trabajo perfecto: juego corto, pases precisos, líneas bien juntas, aprovechando los disparos desde afuera. Con Alexis, Enzo y De Paul en total despliegue. De Paul, como siempre. Alexis esta vez de cinco y Enzo, como en el Chelsea, más suelto. Arriba con Julián moviéndose por todo el frente y con el encare y las corridas de Di María, capitán ante la mirada de Messi, invitado especial en el banco de suplentes.
Lo de Fideo fue pletórico. La línea de fondo, sobre todo con la firmeza de Cuti, volvió a demostrar lo completo del equipo. Dibu Martínez no pasó sobresaltos en el arco. Bolivia se excedió en faltas. Terminó con diez jugadores en el primer tiempo. 

A toda velocidad
Es toda una novedad estar ante una selección argentina campeona del mundo que inicia su camino en las eliminatorias. Desde Corea-Japón 2002 se impuso el reseteo. Los ganadores del Mundial tienen que empezar de nuevo el ciclo.
Hasta entonces, se clasificaban directo a la competencia que se jugaría dentro de cuatro años. Después de 1978 y 1986 la Argentina no tuvo que afrontar de nuevo el tránsito para conseguir el pasaje. Fue directo a 1982 y 1990. Y además sin encontrar sus mejores versiones en los torneos posteriores, por ejemplo en la Copa América 1979 y el Mundialito de 1980 y la Copa América de 1987 que se jugó en la Argentina. Tampoco en amistosos. Fueron dos historias distintas. En 1982 hubo decepción y en 1990, con un camino accidentado, hubo derrota en la final con Alemania, subcampeonato, y recibimiento épico en Buenos Aires. 
Sostener la competitividad después de ganar un Mundial no es una tarea sencilla. Le ha sucedido a otras selecciones que encontraron quizá su pico de rendimiento en ese mes de intensidad futbolera donde se busca levantar la copa. Esta selección lleva más de dos años compitiendo sin bajar la velocidad. Copa América, Finalissima y Mundial. En el medio, récord histórico de partidos invictos. Recibió un golpe en el inicio de Qatar 2022, la derrota con Arabia Saudita, que a la vez fue el shock necesario para cambiar rápido el equipo, que hoy no es el mismo que llegó al Mundial.
Scaloni encara esta empresa ya con experiencia. La de administrar el recambio. Lo hizo apenas asumió el cargo después de lo que había sido el paso caótico por Rusia 2018 y con el final del ciclo de Javier Mascherano como líder de la selección. Lo decidió en pleno Mundial cuando modificó el equipo para que entren Enzo, Julián y Alexis. Tendrá que llevar adelante la tarea para el futuro. 
La selección transiciona entre lo que fue, lo que es y lo que será. Este equipo, el actual, todavía tiene fútbol para dar. Es tan joven (y fue tan inesperada su irrupción en Qatar) que Enzo, ya campeón del mundo, debutó en eliminatorias. En La Paz hizo su primer gol en la competición. El futuro le pertenece a él, a Alexis, a Julián, por supuesto que también a Cuti.
Lautaro, sea como titular, sea desde el banco, también está. Igual que Paredes. Mientras tanto, la vieja guardia entrega su experiencia. Dibuja lo que será su legado. El legado –algún día– tendrá que entregarlo Messi, que ya avisa que deberá administrar sus minutos; que tendrá que salir en los segundos tiempos o no jugar, como no jugó en La Paz. El capitán campeón del mundo inició su sexta eliminatoria con un golazo de tiro libre a Ecuador, y también con la incerteza de no saber si llegará hasta el final. 
Di María ya dijo que después de la Copa América se retirará de la selección. Ambos son líderes y referentes. Queda un año para ese recorrido. Y entonces empiezan a verse las caras de quiénes pueden ocupar ese lugar, que no será fácil de reemplazar. Para esta convocatoria, Scaloni llamó a un 25% de la lista a futbolistas nuevos o que, al menos, no estuvieron en Qatar. Esa búsqueda no solo está en encontrar alternativas, también en sostener el fuego de la competencia.
Nico González, que quedó a las puertas del Mundial de Qatar, es una alternativa. Pero el nombre que más expectativas genera para el futuro es el de Alejandro Garnacho, ya definitivamente blindado para la Argentina gracias a su ingreso en el segundo tiempo contra Bolivia. 
Con el final de la primera doble  fecha de las eliminatorias lo que queda es el deseo de que llegue pronto el próximo partido. Dan ganas de ver a la Argentina, La Scaloneta, todas las semanas, cada día, que llegue ya el próximo. Esta selección, su fútbol, es una continuación de la fiesta de diciembre de 2022. El equipo construye una felicidad permanente.

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