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La Scaloneta, patrimonio argentino

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Alejandro Duchini

Un Messi récord coronó la fiesta de los campeones del mundo con los hinchas. El plan 2026 con nombres jóvenes y un objetivo común: defender el prestigio.

Monumental. Messi tras convertir un golazo de tiro libre ante Panamá. Fue en la celebración en River, ante más de 80.000 personas.

Foto: NA

La Scaloneta, una marca registrada a esta altura, vibró con los hinchas argentinos a tres meses de la obtención de la copa del mundo disputada en Qatar. Primero en el Monumental y después en el Madre de Ciudades, en Santiago del Estero. Una celebración que tuvo de todo, hasta sirvió para que Messi siga acumulando récords.
Los rivales fueron lo de menos. Un Panamá que cumplió su rol de partenaire, con jugadores que no lamentaron el 2 a 0 sino que tras el final corrieron por la foto con Messi. Se habrán sentido testigos privilegiados de su gol 800 (ahora son 803, pero la cuenta no está cerrada). Un zurdazo al ángulo que celebró el mundo. Se le tenía que dar, al fin, algo así, en suelo argentino y con la camiseta argentina. Esa de las tres estrellas que Adidas vende a 25.000 pesos, si es que se consigue. Hizo el gol y levantó los brazos, sin correr, escuchando la ovación. La gente estalló. Más messias que nunca. Con su lugar en el Olimpo, junto a Diego Maradona.
Del otro rival, Curazao, se sabía poco. Está a 50 kilómetros de Venezuela, pertenece a Países Bajos, tiene 444 kilómetros cuadrados y apenas 160.000 habitantes. Sus jugadores pidieron una camiseta de Messi para cada uno. Están en el puesto 86 del ranking FIFA. En 2017 lograron la Copa del Caribe. Sus «figuras» son hermanos, Leandro y Juninho Bacuna, y juegan en la Segunda División inglesa. Es lo que había. Terminó en un 7 a 0 histórico porque Messi hizo 3 goles y superó la barrera de los 100 en el seleccionado. Otra marca para la historia. Tiene 102. Le sigue Gabriel Batistuta con 54. ¿Qué más tiene Messi para pulverizar?
Algunos apenas murmuraron la calidad de los rivales. Querían equipos contundentes, como Brasil, Italia o Alemania. Selecciones a la altura de un campeón. Pero tampoco es cuestión de levantar la voz en tiempos en los que Argentina logró la tan ansiada tercera estrella. ¿Quién lo para a Claudio Tapia, ahora que es presidente de una AFA campeona del mundo? Además, se lleva a las mil maravillas con los jugadores, sobre todo con Messi. A Tapia no le faltan méritos. Capitalizó el Mundial porque tuvo intuición para apoyar a Lionel Scaloni. Acompañó a los jugadores en cada momento, incluso en los convulsionados tiempos de Rusia 2018. Pero sobre todo puso el pecho a las críticas malintencionadas y deshumanizadas hacia un técnico sin experiencia y dos jugadores: Messi y Ángel Di María. De hecho, hace unas horas se paró en el predio de la AFA en Ezeiza y lo rebautizó Predio Deportivo Lionel Andrés Messi. Antes se llamaba Julio Humberto Grondona. Lo aplaudió una multitud de jugadores, exjugadores y dirigentes.
La alegría es tan grande que las entradas para los amistosos se agotaron en apenas horas. Aunque los festejos no tuvieron nada de populares: la más económica costaba 12.000 pesos. De ahí para arriba, hasta llegar a los 49.000. Siempre queda el consuelo de la televisión. Casi 80.000 personas en el remodelado River y 42.000 en el Madre de Ciudades. Músicos, fuegos artificiales, micrófonos y lágrimas. Los jugadores recorrieron bares, participaron de fiestas y fueron reconocidos hasta en Paraguay.
Es evidente que el argentino ama a este equipo. Es único: las nuevas generaciones conocen a los campeones del 78 por los libros de historia y a los del 86 por referencias. Con los últimos seleccionados no terminaba de haber identificación. Pero a este campeón lo disfrutaron en vivo con el agregado de Messi, el mejor del mundo. Fue Scaloni quien en silencio impuso su sello. No es un dato menor que los buenos resultados moderaron la influencia de los grandes medios, que bajaron letra en contra del seleccionado a favor del escándalo. Los jugadores respondieron en la cancha y los hinchas en las tribunas o mediante las nuevas plataformas o frente a la tele.

Volver a empezar
Ahora que terminaron las celebraciones Scaloni trabajará con un exigente reto por delante: 2026, el Mundial de Estados Unidos, México y Canadá. Allí Argentina defenderá su prestigio, aunque antes hay compromisos muy importantes, como las eliminatorias y la Copa América 2024, a celebrarse en Estados Unidos, un torneo en el que el equipo albiceleste también es el actual campeón.
Se piensa en nuevos nombres. Entre ellos, los de los «europibes», los nacidos fuera de Argentina o con otra nacionalidad, pero en condiciones de jugar en el seleccionado. Instancia en la que trabajan desde el Departamento de scouting de la AFA Bernardo Romeo y Juan Martín Tassi. Algunos casos son los de Alejandro Garnacho, Valentín y Franco Carboni, Nicolás Paz, Luka Romero, Matías Soulé y Benjamín Cresmachi. Otros juveniles convocados fueron Thiago Almada, Facundo Medina y Nehuen Pérez. Son el futuro del futuro: los Enzo Fernández o Julián Álvarez que se vienen.
Aunque hay una base, se entiende que Di María no seguirá. La incógnita es Messi, que para el próximo mundial tendrá 39 años. En caso de que para entonces se haya retirado, habrá que ver hasta cuándo sigue en el seleccionado y en qué condiciones.
En cuanto a partidos, este año se jugarán dos amistosos en junio como parte de una gira por Asia (rivales a confirmar) y seis por las eliminatorias mundialistas rumbo a la copa de 2026. En orden, Ecuador, Bolivia (septiembre), Paraguay, Perú (octubre), Uruguay y Brasil (noviembre 2023).
Scaloni y su gente cuentan, de arranque, con una ventaja: da la impresión de que por primera vez la selección tiene hinchas propios, pibes que la aman más allá de sus clubes. Ojalá prime el trabajo serio y el sentido común, algo nada común en nuestro fútbol. Estamos ante una oportunidad increíble.

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