Elegida como la mejor promesa del mundo, Lucina von der Heyde se destaca por su técnica y visión de juego. De sus inicios en Misiones a su protagonismo en el seleccionado femenino. Causas del continuo surgimiento de talentos en la Argentina.
10 de abril de 2019
En ascenso. La jugadora encabeza el recambio generacional en el equipo albiceleste. (Télam)
La luminosa historia de Las Leonas se sigue escribiendo con nuevas intérpretes, más allá de los resultados y las contingencias de los últimos años. En este caso, la referencia apunta a la misionera Lucina von der Heyde, de 22 años, quien en febrero fue elegida por la Federación Internacional de Hockey (FIH) como la mayor promesa joven del mundo de 2018. Se trata de un logro que realza no solo su incipiente carrera, sino también la del hockey femenino sobre césped en la Argentina. Es que Von der Heyde obtuvo un galardón que, desde 2014 hasta el presente, también fue conquistado por Florencia Habif y María José Granatto, dos leonas que hoy forman parte del equipo mayor dirigido por Carlos Retegui. Estas distinciones en continuado tienen una lectura: la Argentina es una potencia y produce la mayor cantidad de talentos jóvenes en el mundo.
Las proyecciones sobre Von der Heyde son auspiciosas, según se desprende de su historia. Como sucedió con otras chicas argentinas, sus padres desempeñaron un papel crucial para que forjara una carrera en el deporte. Con el incentivo de su mamá –exjugadora de hockey–, comenzó el recorrido por distintas instituciones de su provincia: primero fue en el club Educación y luego en San Francisco y en Centro de Cazadores, todos de Posadas. Durante ese primer trayecto, Lucina practicaba hockey y fútbol hasta que a los 14 años eligió la actividad por la que fue recientemente premiada por la FIT. A partir de entonces su crecimiento fue incesante. En River, el primer club donde actuó en Buenos Aires, consiguió un nuevo campeonato que le sirvió de trampolín para llegar al seleccionado juvenil, uno de sus anhelos cuando decidió abandonar Misiones. No dejó pasar la chance: con solo 19 años, y gracias a los buenos desempeños, el entrenador Gabriel Minadeo, por entonces al frente del seleccionado mayor, decidió incluirla en el plantel que participó de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro. Y meses después sumó otro logro de alto impacto al erigirse en una de las grandes figuras de Las Leoncitas, el conjunto albiceleste sub 21 que obtuvo el Mundial 2016 en Chile.
Manto sagrado
Una de las características principales de Von der Heyde, que ocupa el puesto de volante central, es su capacidad para leer bien el juego y ordenar el equipo. Así lo subrayan Sergio Vigil, su entrenador y maestro en River, y Carlos Retegui, actual DT. Milagros Lay González, periodista especializada en hockey, coincide con los entrenadores: «Lucina es muy buena en cada uno de los gestos técnicos, pero lo que la define es su gran visión del juego. Tiene una rapidez mental sobresaliente», le cuenta a Acción.
Las cualidades de Von der Heyde –técnica y capacidad para entender los momentos de los partidos– se inscriben en una tradición de jugadoras de esa estirpe que marcaron una época en Las Leonas. Basta mencionar a Magdalena Aicega, Soledad García, Cecilia Rognoni, Vanina Oneto y, por supuesto, Luciana Aymar. «Argentina produce talentos básicamente porque hay muchas jugadoras. Las primeras Leonas, las de Sidney 2000, hicieron que la gente, especialmente las niñas, quisieran parecerse a ellas. En los colegios se comenzó a jugar más al hockey y los clubes empezaron a recibir más cantidad de chicas. Hoy la Argentina tiene una gran cantidad de buenas jugadoras por un semillero que nunca mermó», señala Lay González.
Respecto del seleccionado, el futuro augura jerarquía y protagonismo en virtud del rol cada vez más gravitante que viene teniendo la nueva camada. Esa que lideran Von der Heyde, Granatto, Habif, entre otras, ya conscientes de los desafíos que se avecinan: los Juegos Panamericanos de Lima y los encuentros del certamen Pro League, clasificatorio a Tokio 2020. «Sueño con ser campeona olímpica», señaló hace poco la misionera, confirmando que busca revancha después de la experiencia en Río. Un sueño ambicioso, propio de una leona de ley.