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Leonas para armar

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El seleccionado atraviesa una difícil transición tras el retiro de Luciana Aymar, con resultados negativos que lo alejaron de la élite. El desafío de potenciar a jóvenes jugadoras y reacomodar una idea de juego rumbo al gran objetivo: el mundial de Londres.

Auckland. Ataque argentino ante China, por las finales de la World League 2017. (Télam)

Cuando Luciana Aymar finalmente anunció su retiro del hockey sobre césped, en 2014, se descontaba que las Leonas, el seleccionado nacional más exitoso de los últimos 20 años, iniciarían un proceso de transición. Sin embargo, pocos creyeron que la nueva etapa implicaría sinsabores deportivos de gran impacto, con conflictos internos en el medio.
Sin la mejor jugadora de todos los tiempos, las Leonas no pudieron mantener su dominio. Si bien entre 1998 y 2016, el equipo nacional arribó al menos a las semifinales de los certámenes más importantes de la Federación Internacional de Hockey (FIH), su hegemonía se interrumpió en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016. Allí, con la conducción de Gabriel Minadeo, Argentina finalizó en la séptima colocación. A ello se le agregó el quinto puesto obtenido en las finales de la World League 2017 con una derrota inesperada ante Nueva Zelanda en cuartos de final, ya bajo las órdenes de Agustín Corradini, el DT que asumió en mayo.
En ese contexto, y a seis meses del 14º Mundial femenino (se disputará del 21 de julio al 5 de agosto, en Londres), el camino que tienen en este 2018 Las Leonas parece una carrera contra el tiempo con miras a reinventarse. Una tarea que obliga a contemplar la actualidad de las Leonas, un equipo más terrenal que años anteriores. Desde esa premisa, Corradini comenzó su gestión tratando de potenciar a jugadoras jóvenes que brilllaron con él en el Mundial Junior de 2016 en Santiago de Chile cuando las Leoncitas se consagraron campeonas. Un reto difícil, dado que se trata de acomodar el potencial de esas jóvenes al hockey internacional, que es muy distinto al local. En ese camino, el exentrenador de San Fernando dispuso darle mayor protagonismo a las referentes, entre ellas, Delfina Merino, Noel Barrionuevo y Belén Succi.

Cuestión de identidad
Una de las certezas que dejó la última participación argentina en la World League es mejorar aspectos clave del juego, como la efectividad en el córner corto (una jugada decisiva para convertir en el arco rival). «Si queremos un equipo ganador debemos tener un córner muy fuerte», declaró Corradini tras el certamen disputado en Auckland, Nueva Zelanda. También otras facetas adquieren relevancia para recuperar terreno perdido. Más allá de consolidarse como grupo, aceitar el funcionamiento figura entre las prioridades. Nombres no escasean, teniendo en cuenta que Argentina cuenta en ataque con el talento de Merino y Martina Cavallero, a las que se suman Lucina Von Del Heyde, Julieta Jankunas y María José Granatto. En defensa, a su vez, la presencia en el arco de Succi es quizás el punto más alto de seguridad junto con el aplomo de Florencia Habif. Es por eso que, en base a un plantel que reúne condiciones, el principal reto del seleccionado es consolidar una identidad de juego donde cada integrante potencie al equipo.
En ese marco, y de cara a la Copa del Mundo, las Leonas enfrentan un momento crucial. Mucho más si se tiene en cuenta el peso de la historia: en los últimos cuatro Mundiales, Argentina siempre estuvo en el podio y fue campeón en Perth 2002 y Rosario 2010. Justamente, en ese torneo, Carlos Retegui –hombre que formó a varias jugadoras del actual plantel y le dio lugar en sus cuerpos técnicos a Corradini– había asumido un año y medio antes del Mundial. Retegui impulsó cambios, sostuvo su idea y terminó siendo campeón. Aunque, es cierto, contaba con Aymar y otras jugadoras en su máximo nivel.
Hoy el seleccionado comandado por Corradini se encuentra en una situación distinta. Al margen de sus adversarios y candidatos al título mundialista (Holanda, último campeón, y Gran Bretaña, local y actual campeón olímpico), las Leonas parecen tener como principal rival a ellas mismas. El objetivo es claro: recuperar su mística ganadora para volver a los primeros planos, sin extrañar a Luciana Aymar.

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