A partir del 7 de setiembre se desarrollará la 15ª edición de la competencia destinada a atletas de todo el mundo con discapacidad física e intelectual, quienes participarán de 528 pruebas en 23 deportes. Itinerarios y desafíos argentinos.
10 de agosto de 2016
Fernández. Abanderado de la delegación argentina, será su segunda participación paralímpica. (Jack Thomas/Getty Images)
Río 2016 no finalizará el 21 de agosto, cuando se apague la llama olímpica de la máxima cita del deporte mundial. En la ciudad brasileña, la actividad continuará con la realización de la 15ª edición de los Juegos Paralímpicos, el certamen que convoca a atletas con diferentes discapacidades, a celebrarse entre el 7 y el 18 de setiembre.
Así, más de 4.000 atletas (de 176 países) en sillas de ruedas, amputados, con secuelas de parálisis, ciegos o disminuidos visuales, entre otras afecciones físicas o intelectuales, se concentrarán en tierra carioca para competir en los mismos estadios en los que se desarrollan actualmente los Juegos Olímpicos. En el evento, habrá 2.347 medallas a repartir, divididas entre las 528 pruebas de los distintos deportes. Y contará con una nutrida delegación argentina, compuesta por 82 representantes, la más numerosa desde que se disputan los juegos.
Cabe repasar la historia que dio origen a un torneo que exhibe señales de crecimiento. Aunque hace más de 130 años que existe el deporte para personas con discapacidad, luego de la Segunda Guerra Mundial el deporte paralímpico comenzó a tener mayor auge. Fue en el hospital Stoke Mandeville, en Gran Bretaña, donde los soldados y civiles afectados durante el conflicto bélico comenzaron con la práctica deportiva como un método más de rehabilitación. De este modo, primero surgió la competencia y luego el establecimiento de reglas, como así también la división de categorías de acuerdo con la capacidad física o intelectual de cada persona. Tras varias competencias, en 1960, en la ciudad de Roma, se logró organizar el primer Juego Paralímpico de la historia. Con un factor importante en su devenir: a partir de Seúl 1988, los paralímpicos se desarrollan en la misma ciudad y sedes que los Olímpicos.
Chances locales
En la Argentina, los centros de rehabilitación también fueron clave en el inicio de la competencia y por eso hubo atletas nacionales ya desde Roma 1960. Pese a que el deporte paralímpico no presentaba la variedad de disciplinas incorporadas en la actualidad, la delegación albiceleste marcó presencia en el medallero con la obtención de 6 preseas. Aquel auspicioso inicio se reafirmó con el tiempo, teniendo en cuenta que el deporte nacional paralímpico acumula un total de 151 medallas desde la primera edición hasta los Juegos de 2012.
Teniendo en cuenta los desempeños en todo el lapso, se vislumbran no pocos desafíos para la Argentina, entre ellos, volver a ganar una medalla de oro luego de 20 años. Otro de los retos se vincula con las posibilidades de mejorar la ubicación en la clasificación general. Los Paralímpicos de Río 2016 contemplan pruebas en 23 deportes según el programa, en las cuales la Argentina estará presente en 15 (igual que en Londres 2012). Sin embargo, teniendo en cuenta que la delegación tendrá un mayor número de integrantes, existen razones para ilusionarse con superar la cosecha de la última edición (una presea plateada y 4 bronces).
El abanderado de estos Juegos será Gustavo Fernández, el último campeón de Roland Garros en tenis sobre sillas de ruedas. El cordobés es uno de los candidatos a subirse al podio, junto a Los Murciélagos en fútbol sala para ciegos, con Silvio Velo a la cabeza; Daniela Giménez en natación; Yanina Martínez y Hernán Barreto en atletismo; y José Effron y Jorge Lencina en judo.
Nombres, al cabo, que alimentan las chances argentinas de cara a una nueva edición de los Juegos. Una competencia que exhibe diferencias con las olimpíadas tradicionales en cuanto a sus protagonistas y dinámicas, aunque con las mismas premisas: la preparación y los esfuerzos sostenidos de miles de atletas de todo el mundo que sueñan con trascender.
