Pese a las visibles diferencias con los varones, el rugby femenino reafirma su crecimiento con más de 4.000 jugadoras que practican el deporte. La experiencia de las Pumas y sus dos grandes objetivos: llegar a Tokio 2020 e insertarse a nivel internacional.
9 de mayo de 2019
Hong Kong. Festejo albiceleste tras vencer a Polonia en una etapa del circuito mundial Seven. (PRENSA UAR)
Representar a la Argentina, para ellas, implica pasión, prestigio, compromiso. También lidiar con prejuicios y dificultades. Basta un botón de muestra: hace unos años, cuando el rugby femenino empezaba a desarrollarse en el país, ellas, las Pumas, concentraban en el Cenard y usaban las mismas camisetas extra large que los varones, Los Pumas. No había indumentaria para las integrantes del seleccionado femenino. Una señal del lugar postergado que ocupaban las mujeres en este deporte, que sin embargo planteaba un desafío: todo estaba por hacerse.
Con el apoyo de la World Rugby (el organismo rector del rugby mundial), la Unión Argentina de Rugby (UAR) decidió hacer su aporte para dar respuesta a una demanda. Así, el organismo destinó más recursos para mejorar la infraestructura con un propósito de fondo: elevar la calidad del juego sumando mayor cantidad de competencias. A ello se agrega el esfuerzo de las mujeres por no bajar los brazos pese a las adversidades. Por eso hoy el rugby femenino genera expectativa. Alcanza con mencionar el desempeño de Las Pumas en la etapa del circuito mundial de Seven –la modalidad en la que compiten 7 jugadoras– disputada en Hong Kong, donde exhibieron muy buenos rendimientos. «Creció el interés. Ahora quieren ayudarnos a mejorar y muchos clubes abrieron sus puertas para que las chicas puedan jugar. Esto se vincula con un cambio cultural que se está dando en la Argentina y el mundo», cuenta Yamila Otero, jugadora del seleccionado y de Centro Naval, a Acción.
Las estadísticas respaldan las palabras de Otero. Actualmente, 4.430 chicas juegan al rugby a nivel competitivo según los registros de la UAR, en tanto el organismo informó que en el último año un 18% más de mujeres practican este deporte. Claro que el progreso albiceleste se inscribe en el contexto global. En Sudamérica, la cifra de mujeres que se volcaron a la disciplina creció en un 220% durante los últimos cuatro años, con Brasil como máxima potencia, seguido por la Argentina, Colombia y Uruguay.
Proyecciones
En el marco de estos progresos, las Pumas encaran exigentes compromisos. Además del Sudamericano de Paraguay y los Juegos Panamericanos de Lima, a celebrarse en agosto, las dirigidas por Daniel Villeni buscarán concretar el objetivo principal de este año: clasificar para Tokio 2020, la cita olímpica que tendrá por segunda edición consecutiva al rugby de mujeres «La idea es ir afianzando al equipo e ir ajustando cosas. Los Panamericanos serán importantes porque allí participan Estados Unidos y Canadá, dos equipos que son potencia y que nos sirven para ver cómo estamos», analiza Otero.
Existe otra cuestión clave ligada con el porvenir del seleccionado. Se trata del armado de un equipo de 15 jugadoras, como ocurre con los varones. «Hay que trabajar con mucha atención y cuidado e ir perfeccionando el juego para afrontar el desafío con responsabilidad», señaló Marcelo Rodríguez, actual presidente de la UAR. Isabel Fontanarrosa, prima del célebre humorista rosarino, jugadora de la selección y recientemente incorporada al Lons, equipo del Top 16 de Francia, celebra que se haya puesto el foco en este aspecto. «Es la oportunidad para no quedar lejos de las potencias y seguir avanzando. El mayor desafío es el scrum, instancia de juego central en el rugby de 15», le cuenta a Acción. La necesidad de formar un equipo competitivo resulta fundamental para insertarse en el mundo. Es que, por primera vez tras nueve ediciones, el Mundial de Rugby femenino 2021, en Nueva Zelanda, tendrá un representante sudamericano que saldrá del triangular que disputarán Brasil, Colombia y la Argentina.
La cantidad de retos por delante, sumados al constante aumento del número de mujeres que juegan al rugby, dan cuenta de la evolución de la disciplina. Pese a que subsisten visibles diferencias con los varones en términos de inversión y estructura, ya tienen camisetas propias para seguir haciendo historia.