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Marca de Ascenso

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Fundado en 1931, el club cuenta con una rica tradición futbolística y logró crecer tras asentarse en el barrio Villegas de La Matanza, donde hoy cumple una función clave en su comunidad al albergar actividades sociales y deportivas. Palabras de su presidente.


Pertenencia. Entrenamiento del primer equipo de fútbol en el mítico estadio Juan Antonio Arias. (Alejandro Rodríguez)

 

Marcelo Gómez tiene 38 años, es el presidente del Club Social y Deportivo Liniers, y creció a medida que el club se asentaba en el barrio de Villegas, partido bonaerense de La Matanza. Que Liniers –La Topadora, como lo llaman– haya caído esta temporada a la Primera D, última categoría del fútbol argentino, produjo dolor en el barrio. Sin embargo, el lugar que ocupa en el día a día no desciende. Gómez se lamenta porque su falta de condiciones futbolísticas le impidió jugar en el primer equipo, dice ahora, a 30 años de la inauguración del Estadio Juan Antonio Arias: «El rol social que cumple Liniers es fundamental. Contenemos a alrededor de 600 chicos. Tenemos fútbol femenino, las categorías de AFA, infantiles, seis de baby, la Primera de varones y mujeres, y agregamos hockey recreativo. Alrededor de todo eso, hay familias que vienen y arman ferias, kermeses». Gómez, quien, además, es vicepresidente de la Comisión de Asociados de la filial de Provincias Unidas del Banco Credicoop, agrega: «Son muchas cuestiones que se fusionan con el barrio de Villegas. Nosotros le cedemos las instalaciones a la escuela secundaria 152 y a la 113, donde yo hice la primaria. Queremos que la gente del barrio, de la región de La Matanza, se identifique con nosotros. Puerta de Hierro, Villegas, Palito. Uno nació ahí y sabe las carencias que tuvo de pibe».

 

Trayectorias
Liniers fue fundado el 2 de julio de 1931 en ese barrio porteño y se sumó a la Asociación del Fútbol Argentino en 1941. Tenía la cancha en Ciudadela Norte. Después de perderla, compró en 1983 las ocho hectáreas de Villegas. De ahí surgieron jugadores como Blas Giunta, Ariel Montenegro, Mario Pobersnik, Pablo Michelini y Cristian Fabbiani, entre otros que llegaron a la elite. «Y hace poco jugó el Pocho Lavezzi, cuando Estudiantes de Caseros hacía acá de local. Eso fue gracias a que Liniers tiene una cancha», puntualiza Gómez, porque la cancha es alquilada por otros clubes para hacer de local, aunque al cierre de esta edición fue clausurada por la AFA por «falta de encuadre». Lo que antes era risueño –un rectángulo de juego que parece un trapecio– fue objetado por las nuevas autoridades del Comité de Regularización, en lo que algunos interpretaron como una represalia por la solidaridad de Liniers con el Ascenso.
Sobre el papel de las instituciones, en un escenario difícil como el actual, opina Gómez: «Uno cree en los clubes como asociaciones civiles sin fines de lucro, y más allá de que sea hincha de Liniers, entiendo que nuestros clubes son fundamentales en el contexto de la sociedad en la que estamos viviendo. ¿Por qué? Simple, porque se practica el deporte más económico del mundo, porque con una pelota juegan 22 personas. El fútbol es el deporte más inclusivo y lo defiendo de esa manera». Claro que el fútbol es solo una parte –importante– en la vida del club. «Ahora estamos implementando un merendero a través de una fundación, campañas de vacunación, desarrollamos iniciativas de acuerdo con las posibilidades que nos puede dar el Municipio, y cine, shows de magia para los chicos que por ahí no tienen la forma de acceder a estos espectáculos», dice Gómez. Tareas, en definitiva, que hablan de un club en movimiento, abierto a su comunidad y consciente del influyente lugar que ocupa.

 

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