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Misión Mundial

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Alejandro Duchini

Con el plantel que conquistó el bronce olímpico, el seleccionado va por otro golpe histórico en la cita de Polonia y Eslovenia. Los rivales de un torneo clave.

Osaka. Ataque del conjunto albiceleste ante Francia, en julio. Los dirigidos por Marcelo Méndez lograron un triunfo resonante ante una potencia.

En los Juegos Olímpicos de Tokio, el seleccionado masculino de vóley escribió una página de gloria al obtener la medalla de bronce. Fue justo hace un año. Ahora, el seleccionado argentino de vóley masculino se prepara para debutar en la vigésima edición del Mundial, con sede en Polonia y Eslovenia, que comenzará el próximo viernes 26 y terminará el 11 de septiembre. Inicialmente iba a realizarse en Rusia, pero por el conflicto bélico con Ucrania la Federación Internacional de Vóley se adhirió al boicot generalizado hacia el deporte de ese país.
El plantel argentino, conducido por Marcelo Méndez, debutará el 27 de agosto por el Grupo F en Ljubljana, ciudad eslovena, ante Irán (12.30, hora de Argentina); luego enfrentará a Países Bajos (el 29 a las 9) y a Egipto (el 31, a las 6). Por estas horas se prepara en Cracovia, Polonia, donde participará del XIX Memorial of Hubert Wagner, torneo amistoso que también disputan el local, Serbia e Irán.
La base argentina es la de los olímpicos: Luciano De Cecco, Matías Sánchez, Bruno Lima, Martín Ramos, Agustín Loser, Facundo Conte, Ezequiel Palacios y Santiago Danani. A ellos se les suman Pablo Koukartsev, Joaquín Gallego, Nicolás Zerba, Luciano Palonsky, Luciano Vicentín y Jan Martínez. Muchos de estos jugadores vive un gran presente. Entre ellos, Facundo Conte, quien tras una larga experiencia en clubes del extranjero (Italia, Polonia, Rusia, China y Brasil) decidió regresar al país. A sus 32 años, «el heredero», apodo que surgió en Tokio 2021 por ser hijo de Facundo Conte, otro jugador emblemático del vóley argentino, jugará para Ciudad de Buenos Aires en la Liga Nacional, que arrancará en noviembre. «La medalla que conseguimos en los Juegos Olímpicos fue lo más; y a la vez es un incentivo para ir detrás de otros objetivos», le dijo a Acción horas antes de partir hacia Polonia.
Si bien Argentina no es la gran potencia del torneo, el vóley es de esos deportes que se abren a las sorpresas. Quién sabe. Pero entre los candidatos, ahí asoman los polacos, locales y a la vez defensores del título logrado en Italia-Bulgaria 2018. Y Francia –último campeón olímpico–, Brasil, Estados Unidos e Italia. Como Argentina, Japón es otra selección para no subestimar, y les darán batalla a los cinco mencionados. Francia, por caso, acaba de ganar la Liga de Naciones, que terminó en julio. En esa competencia anual Argentina se ubicó novena, con cinco victorias y siete derrotas. Jugó con un muy buen nivel e incluso estuvo cerca de ganarle a los Estados Unidos y quedó a un triunfo de clasificar a la ronda final. La victoria obtenida ante Francia por 3 a 1, tras vencer con comodidad a Australia, es otro de los parámetros del presente argentino.

Punto de quiebre
Símbolo del equipo y capitán, Luciano De Cecco cree que Argentina estará a la altura en el Mundial. «Depende de nosotros más que del rival», dijo en el CENARD, el sábado pasado, donde el plantel realizó una práctica abierta al público antes de partir a Europa. Fue notable la cantidad de gente que se acercó a despedir a los jugadores. «Ese es un incentivo, algo que motiva», agregó De Cecco.

Facundo Conte. Referente del equipo que obtuvo la medalla de bronce en Tokio, el año pasado.

Foto: NA

«Yo prefiero ir de a poco, pensar en el presente y no tanto en el futuro», hace hincapié ante Acción Facundo Conte cuando se le pregunta por los Juegos Olímpicos de París, en 2024. Faltan menos de dos años y es el gran objetivo del vóley argentino. Participarán 12 países. El único que tiene boleto asegurado es Francia, como organizador. En poco más de un año, en septiembre, comenzarán los clasificatorios. También habrá lugares según el ranking FIVB de junio ‘24. «No sé qué pasará de acá a dos años. Hay que ver cómo se amoldan las nuevas camadas de jugadores con los que ya estamos», dice Conte. «De hecho, en Ciudad tengo muchos nuevos compañeros. Todos más jóvenes. Ojalá podamos hacer un lindo grupo. Y claro, salir campeones. Después veremos cómo viene lo de París».
Un momento de quiebre para el vóley argentino ocurrió en los años 80, una década en la que se insinuaba como potencia, ganó el bronce en Seúl 88 y fue tercera en el Mundial del 82, disputado en nuestro país. De ese Mundial queda el mítico recuerdo no solo de un gran equipo. Si no también de lo que significó. Lo dirigía el surcoreano Young Wan-Sohn. Algunas de sus figuras eran Daniel Castellani, Waldo Kantor, Jon Uriarte, Esteban Martínez y Raúl Quiroga y Hugo Conte, padre de Facundo. El reconocido entrenador Julio Velasco era ayudante técnico. El público colmaba el Luna Park para ver los partidos que además se transmitían en directo por tv. Aquel fue un momento inolvidable cuando desde las tribunas se entonó el «se va a acabar / se va a acabar / la dictadura militar». Nadie imaginaba que el vóley sería uno de los escenarios para empezar a expresar el disconformismo social hacia los militares.
A nivel internacional, en las últimas décadas el vóley argentino mejoró. En lo organizativo primero, y en lo deportivo, después. Pudieron superarse feroces internas dirigenciales. Entre otros logros, cabe destacar el cuarto lugar en los Juegos de Sidney 2000 y el quinto puesto en Atenas 2004, Londres 2012 y Río de Janeiro 2016. El bronce obtenido en Tokio, hace un año, se inscribe en la continuidad de un trabajo. Marcelo Méndez, el DT, logró formar un grupo unido, con históricos y jóvenes, capaz de imponerse a las grandes potencias, como pasó este año, ante Francia, y el año pasado, en Tokio, ante selecciones top. Sobran razones para ilusionarse con otro golpe histórico del vóley argentino.

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