Referente de la última década junto a Federer, Nadal y Djokovic, el escocés regresó a los torneos challengers después de 14 años. Del retiro a los cambios de estrategia para recuperar su mejor nivel.
11 de septiembre de 2019
Cincinnati. El ex número uno del mundo en su duelo frente a Richard Gasquet. (Carr/Gina/AFP/Dachary)Lejos de los focos del Abierto de Estados Unidos, último Grand Slam del año, el escocés Andy Murray lucha contra los rivales pero también contra sí mismo en su vuelta al circuito. Luego de dos operaciones de cadera y un retiro de cinco meses, el ex número uno del mundo no tiene complejos en competir en torneos de menor categoría con la intención de poder regresar al primer nivel del tenis mundial. Allí donde integró el denominado «Big Four» junto a Roger Federer, Rafael Nadal y Novak Djokovic. Con ese objetivo, Murray evalúa las mejores opciones para que su retorno no sea efímero. Por eso, mientras los flashes estaban en Nueva York, el hoy 329º del ranking apareció en el Challenger Rafael Nadal de Mallorca, España, una categoría de certamen que el escocés no jugaba desde octubre de 2005.
Las dificultades para reinsertarse en el circuito resultan previsibles teniendo en cuenta su cambiante 2019. En enero, el dos veces campeón olímpico anunció su retiro definitivo como consecuencia de fuertes dolores en su cadera. Pero una nueva operación alejó las molestias en su cuerpo, por lo que apenas 5 meses después decidió disputar un torneo de dobles junto a Feliciano López en el ATP de Queen’s, que terminó ganando. El éxito lo impulsó a jugar otros 5 certámenes en esa modalidad hasta que pegó un nuevo volantazo: gracias a una invitación, decidió competir en singles en el ATP de Cincinnati, en agosto. Para ello, resolvió no ir al GS de Nueva York a disputar las competencias de dobles. «Jugar el US Open puede retrasar las cosa», dijo Murray tras quedar eliminado ante el francés Richard Gasquet en Cincinnati. En el torneo siguiente, el ATP Winston-Salem, la caída ante el estadounidense Tennys Sandgren en su debut obligó a un nuevo cambio de planes: recuperar ritmo en torneos menores como los Challengers. «Soy consciente dónde estoy ahora. Necesito jugar en un nivel más bajo para ganar algunos partidos y mejorar mi juego», reconoció el escocés.
Los resultados que vaya acumulando en este tipo de torneos marcarán su futuro en el circuito. También será clave su evolución en el plano físico y mental, esos atributos que lo llevaron a integrar el panteón de los mejores del mundo durante la última década.