La alemana, ganadora de dos Grand Slam en 2016, alcanzó el primer lugar del ranking luego de tres años de reinado de Serena Williams, en tanto logró revitalizar el circuito femenino de tenis y reúne mayor experiencia de cara a los exigentes retos por venir.
26 de octubre de 2016
Alto nivel. Kerber, de 28 años, en el Abierto de Estados Unidos donde consiguió un nuevo título. (BPI/Rex Shutterstock/Dachary)
Alemania tuvo su época dorada en el tenis en los 80 y 90 con Boris Becker y Steffi Graf como máximos referentes. Tras el retiro de estos dos emblemas, el interés del público germano por el deporte bajó de forma notoria, especialmente por la ausencia de jugadores top que representen a su país y se codeen con las principales figuras del circuito. Dos décadas después, se reavivó la pasión por el tenis en Alemania: la responsable tiene nombre y apellido, Angelique Kerber.
La nueva número 1 del ranking de la WTA (la Asociación de Tenis Femenino) viene acumulando destacadas actuaciones en 2016, con logros de relieve, entre ellos dos títulos de Grand Slam en Australia y Estados Unidos, una medalla de plata en Río de Janeiro 2016 y, sobre todo, liderar el ranking mundial tras desplazar a la estadounidense Serena Williams, dueña del primer lugar del escalofón desde febrero de 2013. Kerber, de 28 años de edad y nacida en la ciudad de Bremen, desde hace unos años intentaba situarse entre las mejores, pero su irregularidad y la falta de experiencia para manejar ciertas situaciones de juego conspiraron contra su proyección al más alto nivel. Vinculado con esto último, el aspecto psicológico es un factor clave en la trayectoria de un jugador. En especial en el tenis, que se juega de manera individual y donde cada deportista debe lidiar contra su rival y sus propias inseguridades para enfocarse no solo en el partido, sino también en los entrenamientos y en cada viaje, ya que los torneos se juegan en todo el mundo. Mantener la motivación y una mentalidad fuerte no es una tarea sencilla.
Sobre este aspecto, la propia jugadora, en una entrevista al medio británico The Telegraph, explicó una de las razones de su éxito actual: «Hace unos años estaba siempre practicando, haciendo las cosas demasiado complicadas. Ahora trato de relajarme un poco más y disfrutar de cada momento del día. Si estoy en algún lugar cerca del mar, trato de ir a la playa, o de compras, ir al cine o ir a ver algunos conciertos musicales». No obstante, el tenis ocupa un lugar central en la vida de Kerber, quien se confiesa admiradora de Graf. De hecho, cuando la consultan sobre aspectos de su vida privada, responde: «La vida de soltera es el desafortunado precio del éxito. Como tenista, me es realmente imposible encontrar un hombre que entienda mi vida».
Duelos con historia
Kerber se suma a un selecto grupo de tenistas que lograron desbancar a Serena Williams de lo más alto del ranking. La estadounidense irrumpió con fuerza en el circuito a fines de la década de los 90 y desde principios de siglo que domina el tenis femenino a fuerza de potencia y un juego muy agresivo que cambió el deporte. Hoy, casi todas las tenistas juegan como Serena. Salvo breves intermitencias propiciadas por la propia jugadora, que participa de pocos torneos al año (los más importantes), la menor de las hermanas Williams reinó en la WTA desde 2002.
La lista de oponentes que quebraron, circunstancialmente, la hegemonía de Serena es larga. Kim Clijsters, Justin Henin, Amelie Mauresmo, Lindsay Davenport, Maria Sharapova, Ana Ivanovic, Jelena Jankovic, Dinara Safina, Carolina Wozniacki y Victoria Azarenka. Todas ellas fueron número 1 del mundo en algún momento desde 2002 a la fecha. Sin embargo, ninguna superó los nueve meses en lo más alto del ranking. Serena Williams, la monarca silenciosa, como la llaman, regresaba con éxitos relevantes para situarse nuevamente en lo más alto de la clasificación.
Luego de más de tres años ininterrumpidos de dominio, la estadounidense perdió su lugar de privilegio ante Kerber. La zurda alemana, que venció a Williams en la final del Abierto de Australia este año, logró revitalizar a un tenis femenino que carecía de sorpresas e intentará consolidar su liderazgo con nuevas conquistas, aunque no será fácil. Por lo pronto, Kerber tiene el talento y, ahora sí, la experiencia necesaria para sortear los escollos más difíciles. Depende de ella. Y de Serena, claro.