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Potencia en sus manos

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La evolución de los Pumas y los Jaguares en el alto nivel se inscribe en el plan de profesionalización de la UAR. El rol de Agustín Pichot y las etapas de un proyecto que amplió las bases de la disciplina sin olvidar sus raíces en el amateurismo.

Vélez. Ante una multitud, Matías Orlando se encamina a anotar un try para Jaguares, en el triunfo sobre Brumbies por las semifinales. (Pagni/AFP/Dachary)

El acceso de los Jaguares a la primera final del Super Rugby en apenas cuatro años de competencia en el torneo, y la derrota acaso más cercana a una victoria de los Pumas ante los All Blacks, en el Rugby Championship, exponen un crecimiento sostenido de este deporte en el alto nivel. Jaguares, franquicia argentina en el torneo de equipos más importante del Hemisferio Sur, perdió primero ante el nueve veces campeón Crusaders, de Nueva Zelanda, el país de los All Blacks, con los que cayeron luego los Pumas, en Vélez. Ambas derrotas, sin embargo, fueron parejas en el juego y mostratron un salto de calidad en el rugby argentino. «Sería raro pero no es imposible que los Pumas sean campeones del mundo», llegó a decir Mario Ledesma, el entrenador Puma que incluyó a 13 Jaguares en la formación titular ante Nueva Zelanda. Argentina disputará ahora el Mundial de Japón, que comenzará el 20 de septiembre. Y, con aquel histórico tercer puesto en Francia 2007 como punto de partida, buscará dar otro paso en la historia: superar en el grupo C a las potencias Inglaterra y Francia y avanzar hasta la primera final, siempre con el sostén que significó un trabajo a largo plazo encarado por la Unión Argentina de Rugby (UAR).
«Pocas veces antes los All Blacks –escribió el portal neozelandés Stuff– sintieron tanto alivio con un pitazo final». En la victoria 20-16 ante los Pumas, los All Blacks no anotaron un solo punto en el segundo tiempo. En 32 enfrentamientos, los Pumas nunca habían estado tan cerca del primer triunfo en la historia ante la mejor selección del mundo. Ni siquiera en el empate 21-21 de 1985 ante Ferro, en tiempos de amateurismo. Aunque centralizado en una minoría de jugadores y sin bajar a los clubes, sucede que el rugby argentino comenzó a crecer dentro del profesionalismo a nivel de selecciones. Dos semanas antes, los Jaguares, con Gonzalo Quesada como técnico, habían culminado ante Crusaders, en Christchurch, un Super Rugby en el que quedó como gran conclusión el haber competido de igual a igual frente a las potencias, con velocidad, recuperación y creatividad, resultado lógico del crecimiento. Al cabo, era el fin del plan, sin detalles librados al azar, ejecutado desde un inicio por la UAR.

Punto de inflexión
El quiebre en el rugby argentino ocurrió en 2008, un año después de ese tercer puesto en el Mundial de Francia. En el mundo, el rugby es profesional desde 1995. En los clubes de Argentina, aún no, pero sí a nivel selecciones, por decisión de la UAR, que en 2008 creó la Subcomisión de Alto Rendimiento para que empezara a viabilizar el paso al profesionalismo de los Pumas. Y ahí ejerció un rol clave Agustín Pichot, excapitán Puma. «Pichot fue la punta de lanza en las estructuras internacionales, dentro de la World Rugby. Él abrió el juego», señala a Acción el periodista Federico Yáñez, autor de Los dueños de la pelota, y explica: «El principal respaldo que tuvo Pichot fue Bernard Lapasset, presidente de la World Rugby, la institución que gobierna las federaciones de rugby. Es su padrino político, que lo tentó para que fuera el vicepresidente. Y Pichot, una figura en Europa y uno de los seis profesionales de los Pumas en el Mundial 2007, se convirtió en el vice más joven de la World Rugby, tiene una productora que trabaja con los dueños de los derechos televisivos del rugby en Argentina, es el capo de la American Rugby y consultor de la liga de Estados Unidos, y además es la cara de una minera en San Juan. No deja nada librado al azar».

Cerca. Caída 20-16 ante All Blacks, en julio. (Télam)

Y así el rugby argentino, miembro de la World Rugby desde 1987, el más antiguo en América Latina, comenzó a marcar hitos a nivel selecciones. En 2011, los Pumas realizaron un buen Mundial en Nueva Zelanda. En 2012, entonces, entraron al Rugby Championship, la competencia de selecciones más importante en el Hemisferio Sur. Y, después del Mundial de 2015 en Inglaterra y Gales, donde los Pumas terminaron en el cuarto lugar, la UAR entró con los Jaguares en el Super Rugby, la NBA con pelota ovalada. «Fui parte del primer año y no fue nada fácil. Tuvimos que trabajar mucho para que Jaguares sea lo que es hoy, una especie de club del que todos los más chicos quieren formar parte», dice Facundo Isa, actual jugador de los Pumas y del Toulonnais francés. «Acá en Europa están sorprendidos por el crecimiento del rugby argentino. El Super Rugby es un torneo que se lo ve bastante. Y ahora se viene la Copa del Mundo, y la gente seguro le va a poner mucha más atención. Se nota el laburo que se fue haciendo. Es emocionante, muy importante para el rugby argentino».
El trabajo que desarrolló la UAR, que cumplió 120 años en abril, se puede traducir en números. El Plan de Alto Rendimiento (Pladar) instaló, a partir de 2008, cinco academias distribuidas en todo el país (Buenos Aires, Noroeste, Oeste, Centro y Litoral), y actualmente reciben por semana a más de 280 jugadores. Hay más de 18 centros de rugby repartidos en la Argentina que perfeccionan a 1.000 chicos de entre 15 y 18 años. Hay más capacitación en clubes a partir de la categoría Menores de 15. Y en el alto rendimiento, hay 314 rugbiers que incluyen a Jaguares, Pumas Seven y mujeres. De los 40 jugadores que actuaron esta temporada en los Jaguares, contó el periodista Martín Insaurralde, 29 están en el proyecto de la UAR desde que eran menores. Además, en 2010, jugó Pampas XV, una selección argentina B, en la Vodacom Cup, la tercera competición de equipos más prestigiosa de Sudáfrica. Hoy, entre Super Rugby y Championship, componen el 90% de los ingresos de la UAR.
En el primer ciclo de diez años del plan de profesionalización del rugby de selecciones argentinas, los Pumas le ganaron por primera vez a la selección de Sudáfrica, los Springboks, y no en una ocasión: en tres, de local y de visitante. Los Pumas jugarán ahora el Mundial en Japón con figuras como Emiliano Boffelli, Bautista Delguy y Marcos Kremer, jugadores profesionales de un deporte que siempre exhibió su amateurismo como un orgullo. «Los Pumas es un gran equipo que lleva mucho tiempo trabajando, que viene creciendo hace tiempo, y que me han impresionado. Se ha convertido en un equipo que muestra confianza y al que le tenemos mucho respeto. Se ha acortado la brecha. Han progresado mucho», aceptó Steve Hansen, head coach de los All Blacks. Una palabra autorizada que, de alguna manera, rubrica el proyecto a largo plazo en el alto rendimiento del rugby argentino.

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