Deportes

Prestigio en juego

Tiempo de lectura: ...

Con más de 500 atletas, el deporte argentino viajará a Lima con el modesto objetivo de defender el séptimo puesto en el medallero. El impacto del recorte presupuestario con miras a Tokio 2020. Expectativas por Pareto, Pignatiello y el hockey sobre césped.

Figura. Pignatiello en una final de 800 metros celebrada en Buenos Aires. La nadadora de 19 años es candidata a ganar una medalla. (Télam)

Los Juegos Panamericanos de Lima, que se desarrollarán entre el 26 de julio y el 11 de agosto, no solo serán una muestra a gran escala del deporte de alto rendimiento un año antes de Tokio 2020, la cita cúlmine para cualquier atleta, también exhibirán en qué punto de su trayectoria se encuentran deportistas y equipos argentinos. Y, sobre todo, mostrarán cuál es el estado de situación real del deporte nacional a nivel de desarrollo. Argentina viajará con 530 atletas a Lima, un número que supera a los 467 de Toronto 2015, última edición de los Panamericanos. Pero el aumento se explica a partir de la suma de disciplinas en Lima y no por el crecimiento de la actividad. Al contrario: en la delegación nacional son cautelosos a la hora de trazar metas. Porque en Toronto, Argentina sumó 15 medallas de oro, seis menos que en Guadalajara 2011, y en ambas ediciones finalizó en el séptimo lugar del medallero. En un contexto signado por el recorte presupuestario y la crisis económica, el objetivo pasará por mantener ese puesto. Como se advierte, un reto más que modesto para un país con historia grande en varias especialidades.
Frente a ese panorama, el cuadro de deportistas y equipos con chances de medallas de oro es variopinto. En Lima, Argentina ya tiene asegurada la presencia de 519 deportistas, la cifra más alta en un Panamericano después de los 751 en la edición local de Mar del Plata 1995. Pese a ello, nada asegura el protagonismo argentino. En cuanto a las proyecciones, la delegación nacional tiene posibilidades de obtener medallas de oro con Paula Pareto (judo), Delfina Pignatiello (natación) y, acaso un poco menos con Germán Lauro (lanzamiento de bala) y Giselle Soler (patinaje artístico). También hay que mencionar al canotaje, deporte con mayor cantidad de medallas en Toronto (ocho, y solo una de oro), perfilado otra vez para terminar en los primeros puestos. Claro que Argentina también cifra expectativas en disciplinas colectivas de mayor visibilidad: hockey sobre césped, fútbol, vóley y handball masculino.

Cuesta arriba
Para cualquier deportista, como nunca antes, subirse a un podio o clasificar a los Juegos Olímpicos no será un asunto menor. El ajuste del Gobierno golpeó al deporte. En los últimos tres años, el presupuesto disminuyó drásticamente. En el medio, se eliminó por decreto la Secretaría de Deportes y se creó la Agencia de Deporte Nacional (ADN), conducida por Diógenes de Urquiza Anchorena. Todo esto, con el guiño de Gerardo Werthein, titular del Comité Olímpico Argentino (COA) y soporte clave del Ente Nacional de Alto Rendimiento Deportivo (ENARD), un organismo mixto que otorga becas a los deportistas. Los recortes y retrasos en los pagos se tradujeron en menos viajes a competiciones y en menos compras de insumos importados. Es decir, en un peor deporte argentino de alto rendimiento. «Los Juegos Panamericanos marcarán una grieta entre ricos y pobres –señala a Acción el periodista Ernesto Rodríguez, especialista en deportes olímpicos y director de ephectosport.com.ar–. Quienes vuelvan con medallas mantendrán las becas de ENARD y ADN; quienes no, se quedarán sin el principal apoyo deportivo. De los 811 deportistas convencionales que reciben apoyo, el 65% está en riesgo de quedarse con las manos vacías. El pronóstico marca un techo de 85 podios para mantener el porcentaje de años anteriores (el número de pruebas creció un 15%) y una máxima de 22 preseas doradas».

Esperanza y mesura
La mayoría de las miradas estarán puestas en los dos extremos de la delegación, es decir, en la experimentada Pareto y en la joven Pignatiello. Bronce en Río de Janeiro 2007, oro en Guadalajara 2011 y plata en Toronto 2015, siempre en la categoría de menos 48 kg, la judoca Pareto tomará los Panamericanos de Lima como el primer gran desafío en la ruta hacia Tokio 2020. A los 33 años, la primera y única deportista individual argentina en ganar una medalla de oro olímpico está enfocada en cómo vencer a rivales a veces diez años más jóvenes que ella. La nadadora Pignatiello, de 19 años, logró dos medallas de plata en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Buenos Aires 2018, en las pruebas 800 y 400 metros libre. «Pignatiello tiene un gran futuro. Llegará a los Juegos con una edad casi ideal –le dijo a Acción Osvaldo Arsenio, presidente de la comisión de técnicos de la Federación Internacional de Natación–. Aunque es difícil hacer futurología por los cambios fisiológicos y psicológicos que se dan de la adolescencia a la adultez, es una nadadora muy importante».

Leonas. Gol a Holanda, en Rosario, este año. (Télam)

También, de cara a Tokio 2020, habrá que seguir a otros atletas. Un escalón debajo de Pareto y Pignatiello aparece el lanzador de bala Lauro, quien afrontará los Panamericanos después de una preparación exhaustiva en Europa, y la patinadora Giselle Soler, obligada a revalidar el oro en la disciplina Programa Libre. A ellos se suman Santiago Lange y Cecilia Carranza, medalla dorada en vela en los Juegos Olímpicos de Río 2016, quienes competirán en Clase Nacra 17, y la remera Sol Ordás, oro en el single scull en los Juegos de la Juventud, considerada como la gran promesa de la delegación.
Para muchos deportes, por ejemplo el hockey sobre césped, la cita en Lima presenta como incentivo el logro de un pasaje directo a Tokio. Con un agregado no menor: deberán defender el prestigio si se considera que Argentina lidera la tabla en esta disciplina, con nueve doradas para los varones y seis para las mujeres en toda la historia. Lo mismo ocurre con el vóley masculino, ya sin una leyenda como Julio Velasco como entrenador, primer puesto en Toronto 2015. Otros deportes buscarán tomar nuevo impulso, por caso el vóley y el handball femenino, los equipos conocidos como Las Panteras y La Garra, ambas con actuaciones que elevaron el nivel en las últimas competencias.
El desafío, exigente, no alienta triunfalismos. La primera edición de los Juegos Panamericanos en Perú, que albergará a casi 7.000 deportistas de 41 países en 32 deportes con 62 disciplinas, encuentra a Argentina en estado de mesura. «A dos meses de los Juegos Panamericanos de Lima y a cuatro meses del Mundial de Doha, sin beca del ENARD y ahora me bajaron el monto de la beca de Secretaría. Así es muy difícil», expuso en las redes sociales el atleta Mariano Mastromarino, bronce en maratón en Toronto 2015, una prueba en la que un argentino no entraba en el podio desde 1951. Quizás en las palabras de Mastromarino se resuma lo que es hoy el deporte argentino: un Estado que les da la espalda a los atletas, quienes, sin embargo, empujan para llegar a lo más alto del deporte continental.

Estás leyendo:

Deportes

Prestigio en juego