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Facundo Ardusso consiguió asentarse en el Turismo Carretera y el Súper TC 2000, las categorías más populares, con un estilo competitivo que lo ubica hoy entre los mejores pilotos nacionales. El accidente en Alta Gracia, punto de quiebre en su carrera.

Rápido. El santafesino celebra su pole position en los 200 kilómetros de Buenos Aires. (Télam)

Pudo haber sido jugador de fútbol cuando impresionó bien durante varias pruebas en River. O contador público, una profesión que lo sedujo no bien finalizó sus estudios secundarios. También podría haber terminado rápido el vínculo con el automovilismo, su auténtica vocación, de no haber mediado un milagro. Hoy, con 29 años, Facundo Ardusso, oriundo de Las Parejas (Santa Fe), vive un presente de certezas: con esfuerzo para superar obstáculos, se convirtió en uno de los mejores pilotos de las dos principales categorías del deporte de los fierros: el Turismo Carretera (TC) y el Súper TC 2000. Su nombre aparece a la altura de Matías Rossi o Agustín Canapino, otros dos conductores de primerísimo nivel.
Antes de ser reconocido, el santafesino debió atravesar situaciones límite. Basta repasar su accidente en Alta Gracia, Córdoba, en 2008, cuando corría en la Clase 3 del Turismo Nacional. Fractura de cadera, una operación para sacarle un metro de intestino, la casi pérdida de un ojo y cerca de 100 días alejado de las pistas fueron las consecuencias de un episodio clave, entre otras; porque Ardusso, por entonces de 19 años, llevaba poco tiempo en el automovilismo, mientras que el fútbol, vistiendo la camiseta de Sportivo Las Parejas, le abría horizontes.
No obstante, el accidente en Alta Gracia marcó un punto de inflexión. A tres años de subirse a un karting por primera vez, debía decidir si apostaba por una actividad que ponía en riesgo su vida, insistía con el fútbol o dedicaba todos sus esfuerzos a recibirse de contador. Con el apoyo de su familia, Ardusso se inclinó por los autos. Decidió volver en la Fórmula Renault y ganó de punta a punta la carrera. Por si quedaban dudas de su pasión por los fierros, el Flaco, como lo apodan, se consagró campeón de la categoría al año siguiente, en 2009.

Ascenso y vértigo
Ese título significó el salto a los grandes escenarios. En 2010 fue contratado por Toyota para ser uno de los pilotos oficiales de la escudería en el Súper TC 2000, la segunda categoría en importancia. También, ese año comenzó a correr, con resultados auspiciosos, en TC Pista, antesala de la categoría más popular de la Argentina, el TC. Sin embargo, y pese a sus avances, el santafesino no era observado por los otros pilotos como un rival de temer. «Yo corría contra Pechito López, el Gurí Martínez, Norberto Fontana, Matías Rossi. Para mí era muy difícil querer vencerlos. Yo quería ser amigo de ellos», reconoció Ardusso, tiempo después.
Hoy, ese respeto por los rivales sigue existiendo, aunque el parejense pudo desplegar sus condiciones sin ataduras. Logró enfocarse y definió objetivos. «En 2011, cuando el equipo Toyota no me renovó para participar en el Súper TC 2000, entendí que debía cambiar mi forma de correr para ser competitivo. Ahí empezó mi crecimiento», sostuvo recientemente. A tal punto creció Ardusso que en 2017 se consagró campeón del Súper TC 2000 a bordo de un Renault Fluence (título que la marca no conseguía desde 1993 con Juan María Traverso) y quedó a un paso de coronarse en el TC con un Torino; en la carrera final fue superado por el Chevrolet de Agustín Canapino y debió conformarse con el subcampeonato. «Empezó de grande y se encontró corriendo con tipos que idolatraba demasiado. Actualmente está en el podio de los mejores pilotos de la Argentina junto con Canapino y Rossi», sostiene ante Acción Alejo Iriart, periodista que sigue de cerca el automovilismo argentino desde hace años. «Su potencial es muy grande, cada año va evolucionando. Pero lo más importante es que ya se instaló como un conductor de elite», añade Iriart.
Con miras a la actual temporada, el piloto de Las Parejas buscará coronarse bicampeón del Súper TC 2000 (lidera las posiciones por amplio margen) y conseguir su primer título en el TC luego de la frustración del año pasado. Pero esos no son sus únicos objetivos para 2018: animador permanente de las principales carreras, las más convocantes para los aficionados y la televisión, varios equipos de la WTCR (Copa Mundial de Turismo) se interesaron en sumarlo a sus filas. Un horizonte nuevo, que no parece exigente para un piloto acostumbrado a los desafíos y, especialmente, el vértigo

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