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Un clásico cordobés

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Máximo ganador de la liga provincial, el equipo blanco y negro consolida su protagonismo en el país inspirado en una filosofía de juego que se desarrolla desde los juveniles hasta la Primera. El torneo Nacional de Clubes, la gran asignatura pendiente.


Otro título. El conjunto de Villa Warcalde derrotó por 12 a 9 a La Tablada. (Tala RC)

El rugby argentino exhibe clubes, no circunscriptos a Buenos Aires, que vienen ganando terreno a fuerza de darles continuidad a sus proyectos deportivos. En su mayoría respetando la esencia de este deporte, expresada en unidad grupal, fidelidad a su historia y trabajo formativo. Las citadas premisas se ajustan a Tala Rugby Club (TRC), referencia mayor del rugby de Córdoba y una de las potencias a nivel nacional.
Con 73 años de vida, Tala nació en Villa Warcalde, un barrio ubicado al noreste de la capital cordobesa. Fue el 11 de noviembre de 1944 cuando se fundó este club que, al igual que tantos otros del país, tuvo origen en un grupo de veinteañeros que venían de otras instituciones buscando un ámbito de pertenencia. Ese día se firmó el Acta Fundacional y se nombró como presidente a Arturo Beckwit, el dueño de la casa donde esa noche estaban reunidos unos 30 jóvenes, dentro de un viejo vagón de tren abandonado que yacía en el fondo del terreno bajo un tala, un árbol característico que resultó la inspiración para el nombre del club naciente.
 Fruto de sus progresos, Tala logró erigirse como el máximo campeón de la historia del rugby cordobés. En total suma 23 campeonatos en una liga que se disputa desde 1931. Este año, el cuadro cordobés volvió a conseguir una nueva estrella, la cuarta en forma consecutiva, tras derrotar a La Tablada, su gran clásico. Asimismo, el destacado protagonismo del cuadro blanquinegro no se limita solo a su geografía,  teniendo en cuenta que este año disputó la segunda final del Nacional de Clubes de su historia. Sin embargo, y como ocurriera en 1998 ante SIC, el conjunto cordobés cayó ante otro rival de Buenos Aires: el poderoso Hindú Club. Es por eso que conseguir el certamen federal constituye su gran objetivo.
 
Formaciones
 Más allá de este circunstancial revés, los éxitos de Tala se explican por una filosofía de trabajo que se ejecuta desde las Juveniles hasta la Primera. De ahí que el 2017 del cuadro de Villa Warcalde resulta fructífero no solo por los logro de los mayores, sino también por los meritorios rendimientos de las categorías inferiores: la Intermedia y la Preintermedia. Estas 2 últimas, además de nutrir al primer equipo, disputan sus torneos. En ese plano, Tala reafirmó su dominio en Preintermedia al presentar 2 equipos debido al gran número de jugadores. Ambos conjuntos llegaron a la final, por lo que el partido por el título no se jugó: Tala ya era el campeón absoluto de la divisional.
«A nivel deportivo estamos viviendo años muy buenos, pero eso se debe también a un trabajo que se viene realizando desde hace tiempo. Un proceso a nivel deportivo y humano, con eje en el desarrollo de los juveniles», remarca a Acción Rodolfo Ambrosio, el capitán de la Primera y el menor de una familia forjada en el club: su hermano Stéfano también juega en la Primera, su padre fue jugador y entrenador, mientras que su tío Horacio es el actual DT del equipo. «Mi  hermana Macarena es la capitana de la primera de Hockey», agrega el medio scrum, quien con la 9 en la espalda maneja los hilos del equipo. «El club no es mi segunda familia o mi segundo hogar: es el primero. A mí el club me dio una filosofía de vida», aclara.
 Esa  filosofía también se expresa en el  estilo de juego vistoso y dinámico que exhibe Tala. «Nuestro estilo es dejar la vida por esta institución», agrega Ambrosio. A ello se agrega la peculiar manera que el equipo tiene de entrar a la cancha antes de cada partido: los 15 titulares pisan el césped y hacen una «vuelta carnero», un ritual que empezó hace décadas y que perdura,  incluso cuando alguno de sus jugadores son convocados a algún seleccionado.
Atributos que dan cuenta de la fidelidad de Tala a sus principios históricos y de su constante evolución. Convertido en uno de los símbolos deportivos de Córdoba, el club de Villa Warcalde apuesta a objetivos más ambiciosos: clasificado al Nacional de Clubes 2018, sabe que reúne condiciones para ser el mejor.

 

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