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Un sueño gaucho

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El seleccionado dio un paso histórico con su clasificación a los Juegos Panamericanos de 2019. Los cambios en la organización interna y la experiencia del cuerpo técnico, factores que explican los progresos de una disciplina que busca mayor reconocimiento.


Campeón. Festejo albiceleste tras obtener el Sudamericano en el Estadio Nacional de Ezeiza. (Federación Argentina de Béisbol)

Asentado en el espíritu amateur pero también en un trabajo cada vez más profesional, el béisbol lleva una década de crecimiento sostenido en la Argentina. Pese a no disponer, todavía, de apoyo e infraestructura como el de las grandes potencias, el deporte viene ganando terreno sobre la base de un proyecto con raíces sólidas. Basta como muestra el reciente logro obtenido por la selección nacional masculina al clasificarse a los Juegos Panamericanos de Lima 2019.
Los Gauchos, como apodan al combinado nacional, consiguieron el objetivo luego de ganar el Sudamericano celebrado en el Estadio Nacional de Ezeiza, ubicado frente al predio que posee la Asociación del Fútbol Argentino (AFA). El título, obtenido con un contundente 7 a 1 sobre Brasil en la final, tiene un significado especial, no solo por la gran campaña del equipo en el torneo, sino también porque le permite participar por primera vez de un juego panamericano en el exterior. «Estamos viviendo un sueño. Este es un grupo que tiene una larga trayectoria en la selección, desde hace ocho o diez años, por eso lo valoramos tanto», remarca en diálogo con Acción Jacinto Cipriota, quien contra Brasil fue elegido como el mejor jugador del encuentro. Para ello cumplió con el principal objetivo de este deporte que consiste en tener destreza para pegarle a una pelota con un bate en busca de anotar la mayor cantidad de carreras.
En ese marco, el reciente éxito podría proyectar a la disciplina a un umbral de mayor reconocimiento, su gran asignatura pendiente. A favor: se viene trabajando con un plan a largo plazo que comenzó con jerarquizar las competencias internas. Hoy el béisbol cuenta con la Liga Argentina –participan seis franquicias, tres de Salta y tres de Córdoba– y la Liga Metropolitana, compuesta por seis clubes de Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano. También existe un torneo nacional en el que se enfrentan entre sí selecciones de provincias y otras copas en el que los representantes salteños y cordobeses se miden con los de Buenos Aires.

Refuerzos y desafíos
El cambio organizativo impactó de lleno en el seleccionado. A ello se suman las becas que desde 2009 otorgan el Ente Nacional de Alto Rendimiento (Enard) y la Secretaría de Deportes de la Nación. Actualmente los 22 integrantes del equipo nacional reciben esa ayuda económica, a la vez que disponen de espacios para entrenar y disputar torneos en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (Cenard) y el estadio de Ezeiza. Existen carencias, de todos modos, teniendo en cuenta su carácter amateur. Es por eso que el 20º lugar que ocupa el seleccionado en el ranking mundial adquiere gran importancia si se considera que, a diferencia de Estados Unidos (líder del ranking) Cuba y otros países, Argentina no tiene una gran tradición en este deporte. Si bien el primer registro de un partido de béisbol en el país se remonta a los primeros años del siglo XX, recién en 1954 se conformó la Federación Argentina, y nunca logró expandirse del todo.
Hoy el presente muestra otro panorama, en virtud de que más gente practica el béisbol y se busca sumar aprendizajes con formadores del exterior. De hecho, uno de los grandes responsables del crecimiento de la selección argentina es su entrenador, el colombiano Manuel Villa Ortega, quien desde hace cinco años es la cabeza principal de un cuerpo técnico en el que también trabaja, entre otros, el cubano Amaro Costa. «Se nota mucho que Manny –como apodan a Villa Ortega– fue un entrenador profesional. A nosotros el cuerpo técnico nos aportó mucha confianza con su experiencia», remarca Cipriota, del club DAOM.
Lo que viene para Argentina serán los Panamericanos, un exigente reto dado que solo el campeón clasificará a los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020. «Sabemos que podemos jugar de igual a igual con cualquiera, eso nos inculcaron los técnicos. No tenemos nada que perder», dice Cipriotta. Soñar en grande, con espíritu amateur. Por allí transita el béisbol argentino, mientras espera mayor reconocimiento.

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