Opinión

Pedro Saborido

Escritor y humorista

Acerca del amor de las mascotas

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Un señor de unos cuarenta años entra a El Palacio del Control Remoto. Clarisa, una empleada de poco más de treinta, lo recibe:
–Hola… ¿buscás un control nuevo o traés para reparar?
–No. Vengo a hablar de mi perra. Tengo un problema con mi perra. Le dije al veterinario y él me dijo que venga acá. No sé si está bien tener un problema con la perra y venir a El Palacio del Control Remoto.
–A ver… Muchos médicos, veterinarios y psicólogos nos derivan consultas… Andá a El Palacio del Control Remoto les dicen a sus pacientes. Y nosotros acá los atendemos en forma responsable. Porque el mundo del control remoto va mucho más allá del control remoto propiamente dicho.
–No entiendo por qué, pero bueno… el asunto es que yo a la perra, que se llama Diana, le tiro el hueso de goma que le encanta, y no sale corriendo como antes a traérmelo. Medio que le tengo que insistir. Probé con un bife de goma, algo nuevo, y tampoco. Con un Bob Esponja de goma, con un Bruce Willis de goma y tampoco. 
–Por ahí está mas grande… o se aburrió.
–Tiene seis años. Y si se aburrió es síntoma de algo que le dije al veterinario: la perra se está cansando de mí, me quiere menos. Y la verdad que una mascota no puede querer menos a su dueño. Uno tiene a la mascota para dar amor y recibir amor. Y si yo le pido que haga algo, está bien que lo haga, para demostrarme su cariño.
–¿Le pedís muchas cosas?
–Y… sí. Le pido que se siente y se sienta. Le pido que dé la patita y da la patita. Es muy inteligente. Sabe que puede hacer pis en el patio, pero se aguanta hasta salir a la calle para hacer caca, y cuando está por hacer le digo  «En la bolsita de Carrefour» y hace adentro de la bolsita. Obvio que la acostumbré mal a que sea de Carrefour, que ahora te dan de tela que la tenés que pagar… Y no puede ser de Coto o del Disco. Hay algo de Pavlov ahí. Pero bueno. Es muy inteligente. Es como que…
–Que «solo le falta hablar», ¿no? 
–Se…¡totalmente! Mirá… Cuando viajo, le hablo por Zoom y me ve y se pone contenta. Casi te diría que en cualquier momento arma el Zoom o el Meet ella, porque ya prendió una vez la compu y medio como sabiendo… no de pedo…
–Eso ya está pasando, ya son mascotas que nacen en la era digital, como los pibes… Hay un caso de un perro que se comunicaba por Zoom con su dueño. Luego se metió en varias reuniones de trabajo. Después en dos muy importantes ya a nivel directorio. Participó en el armado de dos licitaciones. Después este perro (Alsogaray le habían puesto de nombre) hizo echar a su propio dueño, al de él. Negoció una transacción de valores en la Bolsa de Nueva York, colocó dos mil toneladas de caños sin costura para el gasoducto Néstor Kirchner y se quedó con el 35% de las acciones de Techint.
–Uh… tremendo…
–Ese perro es la verdadera amenaza de Paolo Rocca, que entra en pánico cuando ve videítos del perro en Instagram. Pagani y el directorio de Arcor están muy atentos a lo próximos movimientos del perro, al que ya vieron levantando la patita y meando oficinas del grupo Vila-Manzano.
–¿Esto es verdad?
–No. Pero es lo que todos quisieran. Tener supermascotas. Salvo esa parte donde hizo echar al dueño. Quieren que las mascotas sean como humanas. Por eso las antropomorfizan.
–¿Qué es eso?
 –Antropomorfizar es algo como tratar de ponerle o ver cualidades humanas en los animales o las cosas… wikipediamente hablando…
–Entiendo. Sí… Las humanizamos. Entonces, por ahí, yo estoy pensando que como no me hace caso, está tomando una actitud que podría ser la de un ser humano que decide despreciarme no haciendo lo que le pido…
–Basicamente estás pensando que no te quiere porque no te obedece. Estas confundiendo amor con obediencia.
–Uy, qué forro… qué vergüenza. Vos debés pensar que soy un hijo de puta y que…
–En El palacio del Control Remoto no juzgamos. Ayudamos. Porque sabemos cómo funcionan los seres humanos y sus relaciones. El primer control remoto fue desarrollado en 1898 por Nikola Tesla y descrito en su patente número 613809, titulada «Método de un aparato para el mecanismo de control de vehículo o vehículos en movimiento». Solamente disponía de tres acciones: encendido / apagado / quieto.
En 1903, Leonardo Torres Quevedo presentó el telekino en la Academia de Ciencias de París, acompañado de una memoria y haciendo una demostración experimental. En ese mismo año obtuvo la patente en Francia, España, Gran Bretaña y Estados Unidos. El telekino consistía en un autómata que ejecutaba órdenes transmitidas mediante ondas hertzianas.
–Debe haber sido todo una novedad. Hacer que algo se mueva sin que se lo empuje o se tire de una cuerda.
–Obvio. Y se basaron en el lenguaje. Ellos observaron que así como se empuja un carro, un ser humano puede ser empujado sin contacto. Con palabras, gestos y actitudes, se le puede mover y ser llevado a hacer cosas que otro desee. El control está inspirado en eso. Provocar en un objeto un determinado comportamiento. Moverse. Detenerse. Prenderse. Apagarse. El lenguaje que da esta orden es eléctrico. Lo primeros fueron con ondas herzianas. En el caso de los seres humanos, el control remoto no es electricidad, sino el lenguaje, que genera tres grandes motivos para «mover» a una persona: miedo, conveniencia o amor. Y en el caso del amor, puede ser por lo que logra el amor (generosidad, apego, sacrificio) o, de nuevo, por miedo o conveniencia. Se hacen las cosas por miedo a perder el amor o conveniencia de conservarlo. 
–Es verdad… tengo algo de miedo.
–Tenés miedo de que no te obedezca más. Porque eso te haría perder ese goce: que la perra te haga caso. Obvio que la querés. Pero también te da el placer de ejercer tu voluntad. El perro devuelve amor siendo fiel y obedeciendo. Por eso las tortugas no son muy apreciadas. No es un animal que dé muchas satisfacciones. Está entre un animal y un cenicero. Una tortuga no te hace sentir un pequeño dios. 
–Bueno… y entonces ¿qué hago?

FINAL 1
La vendedora le contesta:
–Llevate el «Can Control». Que es un control remoto para perros. Tiene un botoncito para cada cosa que querés que tu perro haga.
Solo hay que insertarle un chip en la oreja a Diana.
–Eso es monstruoso…
–Pero es efectivo. Después de todo es lo que vos querés que suceda.

FINAL 2
La vendedora le contesta:
–Escuchá el tema de Sting «Si amas a alguien, déjalo libre». No implica que dejes suelta a la perra en la calle y te vayas. Solo que, dentro de todo, le des la opción de no tener que responder a cada cosa que se te ocurre. El amor puede ser un hogar, un refugio o una cárcel. En cualquier caso, tiene que ser lo más amplio posible.

FINAL 3
La vendedora le contesta:
–Dejá que la perra también te maneje un poco a vos. El amor es también un poco tener algo de control sobre el otro.
–Por eso estamos hablando de amor en El Palacio del Control Remoto. Me siento adentro de una gran metáfora de dudosa calidad –dijo el cliente–.
–Así es. La verdad es que fundamos este comercio con ese sentido. Ser una gran y obvia metáfora que ayude a la comprensión en las relaciones.
–¿Ahora podría consultarte sobre sentir esto con mi esposa? Pienso en controles remotos de amor.
–Eso es una cosa más grande. Dejame un wasap o un mail y a la tarde te mando un presupuesto.

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Opinión | Pedro Saborido

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