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Ilustración: Pablo Blasberg

 

Que las cosas están cambiando… están cambiando. Basta con ir al súper del chino, recibir una factura de servicios, viajar en algún transporte público o ver los gastos del consorcio para darse cuenta de que cada vez hay menos guita que alcance, y que llegar a fin de mes, para los que aún cobran algún sueldo, es una verdadera proeza.
Lo interesante del caso es ver cómo muchos medios, escritos, radiales, televisivos, por Internet o por donde sea, dedican una parte importante de sus contenidos a brindar consejos, ayuditas, tips o lo que fuere, para mitigar la mishiadura.
Así no es raro encontrar un título del tipo «Cómo hacer un asado sin ningún tipo de carne» o bien «Ir a trabajar caminando, no solo ahorra plata sino que mejora la salud», independientemente si usted vive en Villa Caraza y trabaja en Saavedra.
Y este estilo se multiplica todos los días. Hoy no es difícil leer cosas como: «Conozca el valor nutritivo del piolín del chorizo», «Se descubren propiedades terapéuticas del carozo de aceituna. No lo tire», «Ventajas del ventilador sobre el aire acondicionado», «Si para usted es un embole andar apagando luces para ahorrar, corte por lo sano, ¡no las prenda!», o bien recurrir a la base científica: «Un estudio de la Universidad de Kanchapka demuestra que desayunar, almorzar y cenar todos los días hace daño al organismo».
Luego, al mejor estilo de la vieja y querida Mecánica Popular podemos encontrar cosas como: «Arregle usted mismo su lavarropas usando un poco de alambre y dos broches de ropa», o bien, «Arme su propio helicóptero en el garage de su casa, comprando los insumos a los cartoneros», o «Con un sacacorchos y un espejito usted misma puede reparar esa caries tan molesta».
Esta moda ahora también llega al turismo veraniego: «Qué linda que es Buenos Aires cuando todos se van de vacaciones. Aproveche y quédese». El problema es cuando nos quedamos todos con 43º de térmica. «¿Para qué quiere ir a las Cataratas del Iguazú? Si le gusta ver caer agua, abra la canilla (la fría) de la ducha y disfrute con su familia». Y ya que está en el baño: «Cómo hacer caza submarina en bidet», o bien «Eso que usted tira por el inodoro es lo que el campo necesita como abono», o por qué no, «Cómo cultivar una bonita lechuga hidropónica en la bañera».
Viendo estas cosas, se diría que todos nos quieren ayudar. Algunos lo hacen de corazón, pero otros no, porque la trampa es que dan consejos y actúan sobre los efectos, pero no sobre las causas por las que estamos así. Si usted tuviera más trabajo y le entrara más plata, nada de esto sería necesario. ¿O me equivoco?

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