6 de junio de 2013
José Manuel de la Sota, conocido por los cordobeses como De la Soja, se tiró de cabeza a la pileta pregonando que había que ser más buenos con los genocidas, bajar las penas y negociar con ellos. Acostumbrado a hacer las cosas a contramano –no todo el mundo pasa de pelado a peludo–, De la Soja no tiene ningún empacho en acercarse a los torturadores si eso le da rédito político. O, mejor dicho, cree que le puede dar rédito político, porque la verdad es que tratar con esos tipos y sus socios es como negociar con Lucifer.
Puestos a imaginar, podemos verlo a De la Soja bajándoles las penas para que queden en libertad, luego abrazándose con ellos, más tarde pidiendo que la sociedad los premie, después rogándoles que lo ayuden a gobernar para finalmente ver cómo los viejos genocidas vuelven a quedarse con todo, incluso con el mismísimo De la Soja.
La pregunta es por qué el cordobés –ex peronista renovador, ex verticalista fundador de la agrupación «De pie junto a Isabel», ex manso aceptador del «Navarrazo», ex menemista, ex antimenemista, ex nuevamente menemista– se mete en estos bretes saliendo en la foto, con su sonrisa de plástico permanente, junto con golpistas impresentables.
Una explicación posible es que el hombre esté compitiendo con Macri (h) para ver quién de los dos se ubica más a la derecha en el espectro político. Ante este supuesto y en rigor de verdad, Macri (h) tiene algunos títulos más –incluso familiares–, pero el gallego tiene la ventaja del converso, del tipo que está dispuesto a dejar los ideales –cualquiera sean estos– en la puerta del poder, con tal de que lo dejen pasar.
Ahora bien, en una América Latina que vira hacia el progresismo, querer mostrarse a la derecha significa que algún politólogo-encuestador debe haber detectado y/u opinado que la cantidad de ciudadanos de derecha que habitan nuestras tierras alcanzan para asegurar que un candidato propio pueda sacar la sortija. ¿Será así? ¿Tendremos tantos fachos como para que Macri y De la Soja hagan pata ancha, mostrándose decididos partidarios del neocapitalismo y lejos del pueblo? Será como dijo Reagan: «Lo mejor que puedo hacer por los pobres es no ser uno más de ellos». ¡Un maestro el tipo!
De todas maneras, está bien que por una vez se muestren tal cual son: Macri sacando un DNU a favor de la prensa libre, mientras corre a los periodistas con itakas y balas de goma y De la Soja haciéndole mimitos a los genocidas… mientras le convenga, porque en esta vida, para un tipo como él, no hay nada que sea para siempre.
—Santiago Varela