5 de julio de 2025
Salgo de mi casa, esquivo un contenedor de basura que tenía basura desparramada, fácil, desde Navidad, y voy en búsqueda de mi amigo el filósofo Pepe Empédocles que estaba sentado en un banco de la plaza dándole comida a cinco palomas y a un jubilado que se había disfrazado de buchón.
–Pepe, –le dije–, dichosos los ojos que te ven. Tengo una duda existencial y no se cómo salir.
–Por la puerta. Se sale por la puerta y si está entrando el marido, por la ventana –sentenció didáctico.
–No Pepe, lo mío es más profundo. El mundo es un desastre y no tenemos otro. En Estados Unidos antes mandaban a los marines a Vietnam, Afganistán, Irak a cualquier parte, pero ahora Trump los manda a Los Ángeles. ¡Los de Hollywood eran de mentiras, pero estos son de verdad! En Ucrania hace tres años que están a los bombazos probando armas a ver cuál te liquida mejor y más barato. En Gaza todo es espantosamente terrible y en Cisjordania no es mucho mejor. En Europa no se conformaron con dos guerras y ya están poniendo guita y preparando una tercera. En Siria pasan cosas, pero tan atravesadas y complicadas, que nadie las puede explicar. Más lejos, la India y Pakistán volvieron a pelearse y amenazarse, cosa que vienen haciendo religiosamente desde 1947, solo que ahora los dos tienen bombas atómicas. Donde termina Arabia están los yemenitas que le tiran misiles a los barcos que pasan por ahí, a la vez que los yankees, que se anotan en todas, aprovechan para bombardear a los yemenitas. De los inmigrantes ni hablemos, todos dicen que hay que ayudarlos pero nadie los quiere y tampoco no saben cómo sacárselos de encima. Sudán tiene una guerra civil espantosa y Etiopía guerrillas secesionistas pero ningún medio les da bola porque tienen guerras más taquilleras de qué ocuparse. El Líbano no puede evitar que Israel lo bombardee a piacere y ahí cerca está Irán a quien todos miran torcido. Más cerca México, en guerra contra el narco, tiene un promedio de 80 homicidios diarios, Colombia ahora no quiere quedarse atrás y comenzaron de nuevo a los tiros. De Haití ni te cuento. Y aquí nosotros entre la mishadura, el gas pimienta y la corte de los milagros, también tenemos lo nuestro –concluí con lágrimas en los ojos.
–Tranquilo amigo, tranquilo –me calmó Pepe–. Es cierto que el mundo está explotado, pero exaltando el individualismo, vos tenés tu familia, tu perro, tu comidita… ¿Cuál es tu problema?
–Mi problema es que tengo que escribir una columna de humor y justo en estos días, eso es más difícil que matar un chancho a pellizcones.
Pepe me miró a los ojos y, suave, me dijo.
–Ya lo manifestó Aristóteles: calavera no chilla, a llorar al campito–, y se las tomó.