10 de noviembre de 2024
Tardecita primaveral. Rebequita, Tobías y una nube de mosquitos compartían el atardecer. Mientras el sol se ponía, Rebequita también se ponía… nerviosa.
–Decime, Tobías de mi yeyunoileon, mi pájaro pinto, ¿vos organizarías un asado en mi honor?
–Ay, Rebequita de mi amor en tiempos de cólera, mi otoño del patriarcado…
–Ya veo, me estás queriendo decir que hoy en día organizar un asado es algo así como realismo mágico, Tobías de mi ancho de espadas, pero yo no estoy agitando en un solo banquete tus humildes estipendios mensualizados. Solo estoy planteando un potencial. Por eso insisto: Tobías, vos, ¿organizarías un asado en mi honor?
–Puestas así las cosas en el registro lacaniano de lo imaginario, Rebequita de mis sueños de una noche de verano, te diré, parafraseando a Cleto, que «mi voto no es negativo», o sea que «sí, sí padre, sí juro, sí acepto, y si así no lo hiciere, Dios y la Patria me lo demanden».
–¡Ay, Tobías de mis recórcholis onomatopéyicas: ¡no sé qué decirte, no sé qué decirte!
–No hace falta que digas nada, Rebequita de mi alma, mi cuerpo y mi espíritu, puedes limitarte a disfrutar el momento.
–¿Disfrutar? ¿Disfrutar? ¿Puedes ser capaz de tanto cinismo, tanta ironía, tanta hipocresía toda junta? ¡Me decís que me organizarías un asado, y encima querés que yo lo disfrute! ¿Sos un macho vivaracho borracho de gazpacho?
–Pero, ¿quéquéquéquéquéqué?
–¡No cacarées, digo no «quequerées», que no sos un gallo!, y yo seré Rebequita, pero no soy Tu ruleca.
–No entiendo nada, Rebequita de mis angustias de sentirme abandonado. ¿Qué tiene de malo organizar, en potencial, un asado para vos?
–Tobías de mis quistes epiteliales sin drenaje, ¿quién te informa a vos? ¿De dónde obtenés los necesarios datos para moverte libremente en el espacio cotidiano? ¿Quién actualiza tu neurona? ¿Acaso me podés decir, como quien dice «supercalifragilisticoespialidosa», sin que te parpadee la nariz, que ignorás que los dos últimos asados de los que se tenga noticia en nuestro territorio nacional, fueron para festejar el veto presidencial a la ley de movilidad jubilatoria y al presupuesto universitario? ¿Acaso ignorás que el otrora símbolo de la argentinidad orgullosa se ha vuelto un signo de soberbia libertaria? A ver… decime, ¿qué me pensabas vetar, vos a mí? ¿Qué parte de mi presupuesto ibas a anular? ¿Cuál de mis proyectos ibas a postergar sine qua non? ¿Eh?
Tobías quiso guardar silencio. Y lo peor de todo es que ni siquiera pudo encontrar un buen lugar dónde guardarlo.