Opinión

Pedro Saborido

Escritor y humorista

El mejor ansiolítico

Tiempo de lectura: ...

Un paciente entra raudo al consultorio de su médica de confianza.
–¡Teresa! ¡Doctora!… Tengo algo de ansiedad.
–Bueno…
–¡Necesito solucionarlo!
–Bueno, Ernesto, contame…
–Después te cuento, doctora. Ahora dame algo.
–Bien. Dejame ver qué te puedo recetar…
–¿Qué recetar? ¿Qué recetar? ¿Qué recetar? Dame algo ahora. Ahora. Una pastilla, una cápsula, un comprimido, una píldora, un jarabe, una suspensión, una emulsión, una pomada, un ungüento, una crema, un gel, un polvo, un spray, un aerosol, un inhalable, un nebulizable, unas gotas, un colirio, un supositorio, un inyectable por vía intravenosa o intraarterial o extravascular subcutánea, intramuscular intradérmica, epidural, o intraperitoneal. Dame ahora. Ya. Ahora. Ya. Dame.
–Sacá el celular…
–¿Eh?
–El celular. Bajate la app o entrá por internet a «DALEE!!!».
–¿Qué es eso? ¿Qué es? ¿Qué es? Decime. Contame. Decime. Decime.
–Es una red social para gente con ansiedad. Se comunican, se intercambian ansiedades. Se dan manija y se rompen las bolas y se ponen intensos y plomos entre los miembros. Y se pasan videos. Videos que te calman: olas en el mar, arroyos, una brisa sobre un trigal, un escribano acariciando un conejo mientras escucha una balada de Elton John.
–A ver… a ver… Acá está. Acá está. Ya está. Ya me hice miembro.
–Tenés otras como «No me soporto», «Uy, no entro dentro mío» y «Ahhh, uhhh, aggghhh, la putaqueloparió, uhhh, uhhh!».
–Esta red está muy bien. Está muy bien. Está muy bien. Este video de un tipo arreglando un bidet con la sonata número 2 de Chopin en mi bemol de fondo está muy bien. Bastante bien. No. Muy bien. Bueno. Bastante bien. Sí. Bien. Muy bien.
–¿Viste? Ya está. Ya estás bajando. Más rápido que un cloanazepám. Lo que querés, lo tenés en el instante. Esa es la ventaja de la tecnología. Para eso tenés las redes. Para no tener que esperar. Para conectarte y encontrar rápido lo que necesitás sin ir a ningún lado.
–Claro. Porque si te gusta el fútbol te metés y buscás a los que les gusta el fútbol. Mi cuñado es fanático de los autos Torino y se comunica con otros y se juntan después en el Parque Centenario y se muestran los Torinos entre ellos.
–Así es. Hay gente que se junta porque tiene motos Zanella. Otros, discos de vinilo. Y otros fanáticos de los turboventiladores Liliana. Se juntan en Plaza Francia. Llevan sus turboventiladores, y se los muestran entre sí. Muchos ya los tienen tuneados, con las paletas de las hélices doradas o recortadas. Se juntan y ahí eliminan gran parte de su ansiedad por compartir su pasión. O la angustia de estar solos y la de la espera de dejar de estarlo.
–Sí. Es hermoso. Porque de esa manera, la tecnología nos da como un superpoder. Somos como superhéroes con el superpoder de encontrar lo que queremos en forma instantánea. O por lo menos tardando cada vez menos. La tecnología está venciendo al tiempo y a la espera.
–Así es. Millones de personas van dejando de esperar. Y otros millones, incluso, dejan de andar rezando. Porque rezar en una de las formas del cloanazepám. Las redes también pueden ser un cloanazepám.
–Qué bueno, doctora. Por ahí en el futuro las redes terminen con los medicamentos con receta. Porque las redes son de venta libre.
–Y, sí. No necesitan receta. Tampoco te advierten de efectos secundarios, no deseados o adversos como en el prospecto de los medicamentos. Los daños colaterales. Instagram no tiene prospecto. O no ves un cartel que diga «Consumir Twitter puede provocar pelotudez».
–Pero como analgésico funciona. Por ahí la red no cura, pero calma los síntomas. Uno no deja de estar solo de verdad, pero el dolor se alivia un poco.
–Y, sí. Si por un pozo rompés una cubierta del auto el gomero no te va a arreglar la calle. Es como ahora, que con esta red estas bajando un poco la ansiedad, ¿no?
–Sí. Este videíto del gatito durmiendo al lado de un flan me calmó mucho. Ya estoy en paz, aunque una paz que empieza a deprimirme un poco. Es más, creo que estoy deprimido.
–Para eso hay un par de redes. «Vivirlavida» es una. Después está «Notenesmotivoparaestarasí», que es más culposa.
–¿Alguna más fuerte?
–«Dejatedejoderyponetelaspilaslaconchadetumadre». Esa te pone muy arriba. Pero después volvés a una para ansiosos y listo. La vida es una sucesión de psicofármacos. O de redes. 

Estás leyendo:

Opinión | Pedro Saborido

El mejor ansiolítico