31 de diciembre de 2025

Tarde decembrina. Y en el bar, mientras compartían un delicioso «café de especialidad» (frío, escaso, ácido y caro, pero la moda es la moda), el diálogo se impone:
–Rebequita de mi alma, ¿qué te parece si pensamos algo para organizar el fin de año?
–¡Pero qué idea magnífica, Tobías de mi corazón contento lleno de alegría! Es lo más original que he escuchado en estos últimos tiempos. Bueno, ya está, ahora solo nos falta decidir cómo, dónde, con quiénes, con qué y cuándo.
–Ay, Rebequita de mis imágenes hipnogógicas, me alegra mucho que estemos tan de acuerdo. Y sí, habría que resolver todos esos interrogantes, salvo el último, ese ya está resuelto, debería ser el 31 de diciembre, a la noche.
–Ay,¡qué conservadorautoritariomachirulocisheteronormativo te volviste de golpe, Tobías! ¿Cómo tratás de imponer la fecha tan así cómo así? ¿Y por qué el 31 de diciembre a la tarde y no el 3 de febrero al mediodía, a ver?
–Pero, Rebequita, todo el mundo festeja el fin de año el 31 de diciembre a la noche, simplemente ¡porque esa es la fecha en la que termina el año!
–No, Tobías, los chinos lo festejan en febrero, los judíos, entre septiembre y octubre, y así podría seguir con otras partes del mundo.
–Justamente, Rebequita, en «otras» partes del mundo, se festejan «otros días», porque son «otros fines de año», pero acá, es este fin de año, el 31, y todos lo festejamos al mismo tiempo.
–Ah, entonces se trata de populismo. De hacer algo simplemente porque tooodos hacen eso… ¡Si ahora todos se tirasen al río, el señor se tira al río!
–No, Rebequita, no es lo mismo…
–Mirá, Tobías, aprendé del cumpleaños. Todos tenemos uno, pero cada cual lo festeja en su día.
–Pero Rebequita, el cumpleaños es algo personal, el fin de año es algo colectivo. Todos tenemos distintas edades, pero todos estamos en el mismo año. ¿Entendés?
–Entiendo, pero no comparto, Tobías. Hay gente que está en 2025; otros, en 2003; otros, en 1976; otros, en 1945; otros, en 1900, cuando solamente votaban los ricos; otros en 1813, cuando había esclavitud; otros, en 1806, cuando vinieron los ingleses; otros en 1780, cuando éramos colonia.
–Rebequita, eso que decís es figurado. Es importante estar en el mismo año para organizar un país. El calendario escolar, el aguinaldo, las vacaciones, las fechas patrias, cuándo cobramos el salario, cuándo nos jubilamos, cuándo nos vacunamos.
–Ay, Tobías… ¿No sabés que si se aprueban los nuevos proyectos del Gobierno, todas esas cosas no van a estar más? ¿En qué año vivís, vos?
Silencio en el espacio… y en el tiempo.
