Humor

Invisible

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(Pablo Blasberg)

Hasta hace poco era la posverdad, la sonrisa del todos juntos, las atractividades, y parecía que con eso superábamos los límites, pero ahora a la nona la fecundaron in vitro y parió un nuevo ícono del gobierno de Mauricio Macri: El Crecimiento Invisible. Sí, señores y señoras, en esta época de avances científicos y tecnológicos increíbles, nuestro país, con modestia republicana, ofrece al mundo todo, el Crecimiento Invisible.  
Pero, ¿en qué consiste este nuevo logro del Ser nacional cuando con alegría decidimos inventar cosas? Sencillo. El Crecimiento Invisible permite que cuando el INDEC anuncia que el poder adquisitivo de los salarios baja en picada, en realidad no es así, sino que los mismos, gracias a la ayuda del Crecimiento Invisible, han aumentado notablemente y siguen haciéndolo hora a hora.
Que los asalariados que aún quedan y los jubilados
–que Dios los tenga en su santa gloria– no lo vean es una cuestión meramente técnica. Recuerden que su propia invisibilidad impide que pueda ser visto, o percibido, por el común de las gentes. Puede afirmarse que se trata de algo parecido a la física cuántica, donde hay partículas que para dar una vuelta completa deben girar 720º o bien que el principio de incertidumbre impida que las cosas sean como pareciera que debieran ser. No se entiende, pero es así.
Aquí sucede lo mismo. No se entiende que a los jubilados les den menos plata y afirmen que tienen más para gastar. Pero aunque no se entienda, las leyes de la economía, de la física y de la parapsicología nos dicen que, efectivamente, puede ser así. Y si no lo entiende, por lo menos debe creerlo, porque hay personas muy inteligentes en el gobierno que se dedican a afirmar estas cosas.
Pero además ahora, para hacer más comprensible esto del Crecimiento Invisible, el gobierno dio una vuelta de tuerca magistral al inventar la Gente Invisible.  Estas multitudes  de gente invisible son a quienes el presidente dedicó su saludo a la salida del congreso y al subir a su coche donde agitó sus manos mientras miraba a la plaza, que parecía vacía, pero que en realidad estaba repleta de Gente Invisible pujando para vivar al nuevo Gran Conductor.
Obviamente esto es solo el comienzo, el progreso no se detiene, detrás de esto vendrán más avances: las paritarias invisibles, los sistemas de educación y salud invisibles, las viviendas invisibles, el asado de tira y los choricitos invisibles, pensados para alegrar la mesa familiar.
Como dicen todos los años, ya pasamos lo peor, ahora lo que resta es siempre pendiente abajo rodeado de realidades invisibles. Que lo disfruten.

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