Humor | Por Rudy

La ley del más Tobías

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Rudy

Tarde calurosa y pronóstico de alerta… Rebequita y Tobías apuraban unos vasos de soda con hielo y limón; o, vaya uno a saber, una limonada con menta,  jengibre y albahaca.
–Decime una cosa, Tobías de mis necesidades y urgencias, vos, ¿cómo me querés, a mí?
–Ay, Rebequita de mis santas inquisiciones, ten piedad de mi alma calurosamente postrada ante el infierno veraniego… Yo te quiero… como te quiero, ¿de qué otra manera iba a quererte?
–Tobías de mi forúnculo en celo, no huyas de tus responsabilidades cívicas… ¡Tú has sido electo para respetarme y hacerme respetar en cuanto de vos dependa, así que no busques vías de escape, porque si así lo hiciereis, serás demandado por Dios y la Patria!
–¡Interpele, interlocute, repregunte, amada de mis amores! ¿Qué quiere usted saber?
–Mi pregunta ya fue formulada, señor presidente de mi órgano cordial, pero igualmente aclararé… ¿Vos me querés en general, o en particular, Tobías?
–¡Ay, Rebequita, estambre de mi pistilo, doble cadena helicoidal de mis cromosomas, vital elemento de mi garganta seca!… Tu pregunta es un verdadero desierto en mi oasis. Yo te quiero en general, en teniente general, y si es necesario, ¡en generalísimo!
–Ah…
–¿Ah? No, Rebequita, te quiero ah, beh, ceh… y así hasta la zetah.
–No… no, Tobías, mi ah fue simplemente una interjección desilusionada. Si vos me querés «en general», es como que me querés de lejos, y tenés una idea vaga sobre mí. ¿Sabés lo que soy yo para vos?… Un bosquejo, Tobías , ¡yo para vos soy solamente un bosquejo!
–Pero, ¿por qué afirmás semejante contradicción polisémica?
–Porque tú eres amo de tus silencios, pero esclavo de tus palabras. Acabás de decirme que me querés «en general», que es como decir «bueno, a veces la quiero…», «bueno, si el mercado no me hace una oferta mejor, la quiero», «bueno, si el precio de lista no supera mis posibilidades afectivas, y puedo amarla en cuotas, entonces sí», «bueno, digamos que generalmente la quiero, pero no profundicemos demasiado».
–Pero, Rebequita… yo sería el necio de todos los necios si formulase tamaña desventura lingüística. La verdad es que te amo en lo particular, en tu particularidad, ¡en lo más rebequístico de la rebequitud!
–¡Estás actuando como diputado desesperado que necesita recursos para su provincia, Tobías! No sabés de qué estás hablando, así jamás podremos sentar las bases y puntos de partida para reconstruir nuestro libre vínculo.
Tobías suspiró en silencio, mientras pensaba: «¡Y encima, yo la voté!».

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