Humor | Por Santiago Varela

Palos

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Santiago Varela

Salgo de mi casa y en el palier de planta baja me
encuentro al encargado, Pepe Lampazo, que estaba con unos obreros trabajando delante del ascensor.

–¿Qué pasa? ¿Qué están haciendo? –pregunté sabiendo que cualquier cosa que pase, o que no pase, luego me la encajan en las expensas.

–Pasa que se acabó la impunidad y la corrupción propia de la casta. Estamos colocando un molinete y a partir de hoy, el que quiera usar el ascensor tendrá que pagar el viaje. Se acabaron los privilegios –exclamó Pepe convertido en un guerrero defensor de la justicia.

–¿Un molinete en el ascensor?

–Afirmativo. Y ahora que en los bondis casi no se usa la Sube, porque los que aún pueden viajar pagan con el celular, con el plástico o con lo que sea, con tal de que paguen, aprovechamos para manguear un lector de Sube y varios plásticos, uno para cada vecino de esta pajarera vertical. ¿Me explico?

Como Pepe Lampazo se explicaba y que me inventaran un gasto nuevo no era ninguna novedad, seguí con la mía y puse rumbo al centro de la ciudad.

Al pasar por Congreso veo un tipo con casco y máscara antigás que está cavando una trinchera en la plaza. Me acerco, lo miro y reconozco a Pepe Fogonazo, un periodista fotógrafo.

–¿Que estás haciendo? Se te va a llenar de tierra el teleobjetivo.

–Tranqui, una cosa es que se arruine la cámara y otra que me arruine yo. Ser periodista es un laburo de riesgo, aquí, en Gaza y en cualquier otro lado. Los Gobiernos no quieren que saquemos fotos que muestren las cosas que hacen ellos, porque si no hay fotos, parece que no hicieron nada. ¿Me explico?

–Te explicás –contesté–, pero aquí no es para tanto.

–Es para tanto y más –respondió–. Aquí a los jubilados, cuando son pocos, les dan palos y gas pimienta y a nosotros, de paso, también. No quieren al periodismo y piden que nos odien más. No les gusta que hagamos públicos los chanchullos privados.

–Y además –intervino otro viejo fotógrafo a quien ya lo venían fajando desde joven con Onganía–, en un puerto de Santa Fe encuentran toneladas de merca y la Prefectura está aquí persiguiendo jubilados, la Gendarmería, en lugar de cuidar la frontera que es un colador roto, también está aquí atropellando viejos; y la Aeroportuaria, en lugar de estar detectando avionetas en el norte, también se junta aquí para darle palos a los jovatos. Esto no parece joda, es joda –concluyó mientras lo ayudaba a Pepe a ponerse la máscara antigas.

Los dejé a estos dos preparando sus defensas contra los cascarudos y me fui recordando ese dicho sobre la importancia del periodismo: «Si querés denunciar algo, andá a la Justicia; si querés que te den bola, andá a ver un periodista y parate frente a una cámara».

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