Humor | Por Rudy

¿Qué ves cuando me ves?

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Rudy

Tarde primaveral, aunque en Francia es otoño y en Siberia probablemente haga frío y en Qatar, mucho calor.
Rebequita disfrutaba de su clásica merienda, consistente en un café con leche, tostadas integrales, queso y mermelada light, y una buena porción de críticas a Tobías.
–No me llevás a Europa, no me llevás a China, ¡ni siquiera me llevás a Qatar, Tobías!
–Pero Rebequita de mis pesadillas futboleras, ¡yo tampoco fui a ninguno de esos lugares!
–¿Ves que sos un egoísta falocéntrico y febril? Yo no te estaba reprochando que vos no hayas ido. Lo que te estaba recriminando es que… ¡no me llevaste a mí! Pero vos no me escuchás, Tobías. Tus oídos solo tienen receptores para los partidos de fútbol. Ni siquiera te importan mis reproches.
–Ay, Rebequita, no me podés decir eso.
–Sí que te lo puedo decir, y te lo digo, pero vos no escuchás, estás con la libido en otra parte. En el fútbol, en un choripán, en otra mujer… ¡En otra mujer que mire con vos el partido de fútbol mientras comen un choripán!
–Rebequita, ¡solo tengo oídos para vos!
–Entonces andá a hacerte una audiometría afectiva, porque cuando yo te pido «Llevame a Europa» vos escuchás «Llevame a tomar un café».
–Rebequita, ese no es un problema de mi oído, sino de mi bolsillo.
–No me digas que vos ahora escuchás con el bolsillo.
–No, Rebequita, pero igualmente me extraña que me pidas eso a mí.
–¿Y a quién querés que se lo pida? ¿A los Reyes Magos?
–No, Rebequita, me parece que no hace falta que se lo pidas a nadie… Yo te veo como una mujer adulta, madura, una mujer independiente, capaz de sostener, sustentar y gestionar sus propios proyectos, como una mujer sólida, compacta.
–¡Ay, Tobías, que maneras horriblemente hipócritas tenés para decir que me ves más gordaaaa!
–¡Pero no, Rebequita! Estaba hablando en términos abstractos.
–Ah, ¡entonces me ves abstracta! Eso soy yo para vos, una abstracción. Ni siquiera soy una persona, soy una abstracción fatal, como en la película. Eso soy para vos, una idea cualquiera, «la idea de los martes». Después tenés otra idea para los miércoles y otra para los fines de semana, o por si se te olvida una. ¡Ni siquiera me ves!
–¡Pero no, Rebequita de mis soquetes naranja, vos sos todo para mí! Vaya donde vaya, te veo. Mire hacia donde mire, te veo a vos. ¡Estás en mis mañanas, en mis días, en mis noches, en mis sueños! ¡Estás en todas partes!
–Ay, Tobías, ¿tan gorda me ves?
Y así, for ever…

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