2 de septiembre de 2025

El frío no se va, pero Tobías y Rebequita siguen calientes. Son dos cuerpos de clase media que viven en un salario equivocado. Como sea, discuten sin parar, aunque más no sea por mantener alta la temperatura sin que ello implique un mayor incremento en la factura del gas.
–Decime, Tobías de mi alma finamente gasificada, ¿vos qué harías por mí?
–Lo que tú quieras, Rebequita de mis boxers XXL con funda de frisa, lo que tú me digas… ¡Tus órdenes son deseos para mí!
–Ay, Tobías de mis reclamos infructuosos de reintegro por praxis médica, ¡qué romántico te ha puesto el invierno! ¿O será que tienes miedo de que mi amor se congele cual salario de jubilado?
–Ay, Rebequita, no me retrotraigas al mundanal ruido, ¡quiero disfrutar contigo de un momento de increíble fragor pasional decimonónico!
–Tobías de mi subclavia bifurcada, hoy estás con el termotanque al máximo.
–Bueno, Rebequita, la situación lo amerita, ¡hoy es el aniversario de la última vez que fuimos a comer afuera!
–Ay, Tobías, sí, lo recuerdo, ¡qué tiempos aquellos en los que podíamos acceder a algún bodegoncito del Conurbano bonaerense, sin que nuestras arcas se hundieran en el diluvio recesivo!
–Sí, Rebequita, me acuerdo de haberte propuesto compartir un vacío existencial, una entraña entrañable, y todo eso custodiado por una férrea guarnición que nos protegería de cualquier amenaza de angurria enemiga.
–Sí, me acuerdo cuando le susurraste al mozo, «un tostado de enemiga de jamón y queso bien untado», con esa voz de la que te enorgullecías hasta el 15 de cada mes.
–Sí, Rebequita de mis talonarios de Aquiles, cuando yo era joven el mes duraba al menos 15 días, no como ahora que apenas llego al 4 y ya estoy rogando por el mes que viene con su correspondiente monetario.
–Decime, amor de mis sueños imposibles… ¿Y si conmemoramos esos tiempos saliendo a comer una parrillada «comen dos pican cuatro»?
–Disculpe, señora ¿con quién me ha confundido usted? ¿Acaso mi rostro evidencia algún rasgo de clase ABC1? ¿Acaso le he dicho algo que, aunque sea mínimamente, sugiera una pizca de bienestar económico? ¿Acaso cree usted que estoy dispuesto a llegar al mes que viene tres meses antes de tiempo? ¿O me vio cara de cliente aceptable para el FMI a nivel crediticio? ¡No, non, nyet, não!
–Ay, Tobías, vos ya no me querés como antes… ¡Ahora me querés, pero más barato! ¡Y me decís que no!
–¿Qué querés que haga, Rebequita? ¡Antes yo era yo y mi circunstancia! ¡Ahora soy solamente mi circunstancia!
–En tal caso vete, Tobías, ¡vete, pero no me vetes!