13 de abril de 2015
Finalmente, las elecciones ya están aquí. Como muchas se han desdoblado, en varias provincias, incluso Capital Federal, ya comenzamos el candombe con las PASO y luego con las elecciones y el posible balotaje.
Esto hace que por las calles, por la televisión –para los que pueden–, en carteles o en volantes aparezcan miles de rostros y nombres de señores y señoras (hay además una transexual) la mayoría de los cuales, con suerte, apenas si conocemos. Lo que sí es evidente es que esta pluralidad habla a las claras de un sistema democrático sólido como hace mucho que no disfrutábamos.
Como esta es una columna de ayuda al prójimo y con el fin de orientar un poco al votante entre tantas opciones, vamos a parodiar a Borges, Jorge Luis, y daremos una serie de características que deben poseer los candidatos.
Primero repasemos el original: escribió Borges en Otras Inquisiciones, refiriéndose a los animales: «Los animales se clasifican en: (a) pertenecientes al emperador, (b) embalsamados, (c) amaestrados, (d) lechones, (e) sirenas, (f) fabulosos, (g) perros sueltos, (h) incluidos en esta clasificación, (i) que se agitan como locos, (j) innumerables (k) dibujados con un pincel finísimo de pelo de camello, (l) etcétera, (m) que acaban de romper el jarrón, (n) que de lejos parecen moscas».
Siguiendo con este sistema taxonómico (buscar en Google), nosotros haremos el nuestro (que obviamente no le llega ni a los talones) y diremos que los candidatos se dividen en: a) pertenecientes al oficialismo, b) opositores variados, diversos y desemejantes, c) depende, d) los que cualquier bondi los deja bien, e) los que buscan el queso perdido, f) que venden a su madre, pero después no la entregan, g) amigos de algunos animales preseleccionados, h) que rezan para que los vean, i) que ruegan para que la memoria se olvide, j) que pierden siempre, k) dibujados con un pincel gruesísimo de pelo de gorila, l) que quieren patear los penales, m) que añoran el color verde y el FMI, n) que viven dentro de una pantalla de televisión, o) terráqueos pero no en exclusividad, p) sonrientes, q) pedigüeños, r) que de lejos parecen seres humanos. Como ven, la cosa, ahora ordenada, es más sencilla. Pero como también sabemos que el voto no necesariamente es racional, simplemente pedimos que sigan sus intuiciones, aunque luego se quieran cortar las venas con una percha.
—Santiago Varela