Informe especial | FAIR BNB

El alojamiento justo

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Esteban Magnani

La plataforma alternativa, que opera en 9 países de Europa, propone un regreso a las bases de la «economía del compartir» en la que todos se benefician.

FOTO: GUIDO PIOTRKOWSKI

Mucho se ha hablado de los efectos que tienen grandes emprendimientos de plataformas que se ubican como intermediarios entre usuarios y clientes de todo el mundo gracias a una combinación de algoritmos y poder financiero. Es el caso de empresas como Uber y AirBnB, que ingresaron a distintos mercados locales arrasando con competidores y normativas a fuerza de capitales de riesgo con el objetivo de quedarse con su sector económico, aunque sin invertir en autos u hoteles. Un ejemplo nacional conocido es lo que ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires, donde encontrar un taxi (que paga impuestos, no envía divisas al exterior, tiene controles de seguridad, entre otras cosas), se ha vuelto una quimera.
El otro caso, tal vez aún no tan polémico en Argentina, es el de AirBnb: una empresa que con su plataforma permite el brillante negocio de alquilar habitaciones sin necesidad de comprarlas ni mantenerlas. En algunas ciudades el resultado de este tipo de intermediaciones ha expulsado a la población local a los suburbios, ya que es mucho más rentable alquilar por períodos breves que por mes. Como resultado de esta desigualdad, algunas ciudades como Barcelona han puesto límite al tiempo en que se puede ofrecer un cuarto a turistas.
Es que el origen de este tipo de emprendimientos fue la «sharing economy» que permitía compartir un viaje en auto o una habitación libre por un precio menor que el del mercado. Pero una vez que los grandes capitales se metieron en el negocio, el lucro pasó a ser la única medida del éxito. Es por eso que desde el cooperativismo se propone aprovechar las ventajas de la tecnología para poner en contacto a quienes pueden compartir algo con quienes lo necesitan, un regreso a los orígenes de la «economía del compartir». Es allí donde entran proyectos como FairBnB, iniciado en 2019 por un grupo de emprendedores italianos.

Otros principios
Para evitar la concentración y garantizar los principios básicos del cooperativismo, FairBnB acepta solo una propiedad por cada propietario. Los anfitriones también deberán demostrar que pagan los impuestos correspondientes por la actividad a los Gobiernos locales. Pero una de las características distintivas de este emprendimiento es que el 50% de la comisión (que es del 15% de la tarifa total) que obtiene la plataforma, se reinvierte en proyectos locales. También en el interior de la empresa se evita la concentración con topes salariales para los cargos jerárquicos.
El desafío es alto para una empresa que no cuenta con los fondos de inversión portentosos que permitieron la explosión de la economía de plataformas. Además, como la cooperativa respeta las normativas locales acerca del alojamiento y garantiza que se apoya a proyectos genuinos, necesita un referente en cada ciudad que monitoree estas cuestiones: de momento tiene anfitriones en nueve países de Europa pero está buscando referentes en cada ciudad que los ayuden a coordinar nuevas incorporaciones. Por eso, el crecimiento es más lento pero también más firme y está basado, sobre todo, en el compromiso del mundo cooperativo para poder prosperar.