Informe especial

Fuentes confiables

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La imagen es elocuente. Una persona de frente lleva un barbijo con una inscripción: «Leé noticias confiables». Firma el aviso la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas, cámara empresaria que reúne a los dueños de medios, reivindicando, en el Día Mundial de la Libertad de Prensa, al «periodismo responsable como el mejor antídoto contra la desinformación». El mensaje apunta a la «competencia» con las redes sociales, a las que asignan el rol de generadoras casi exclusivas de las llamadas fake news. Sin embargo, fueron medios de comunicación profesionales los que hace pocas semanas difundieron reiteradamente una inexistente protesta en un barrio del Conurbano bonaerense usando imágenes originadas en Chile sin verificar su procedencia, en el mejor de los casos, o usándolas porque la noticia falsa sintonizaba con la orientación política del medio que las difundió. Más allá de la pandemia, en portada de los diarios de mayor circulación se publicaron noticias falsas, desde sus páginas se generó material para iniciar causas judiciales que luego fueron desestimadas, siempre a tono con los intereses comerciales y/o políticos de la empresa, que en el caso de los grandes medios, hace tiempo que no son compañías periodísticas sino que forman parte de conglomerados empresarios que operan en múltiples campos de la economía y, desde esa posición, utilizan sus medios como herramienta de presión para alcanzar objetivos corporativos. En ese contexto, ¿cómo separar información de operaciones de prensa o noticias falsas? No es fácil. Un primer paso puede ser tomar distancia de los grandes medios y recurrir a la comunicación comunitaria, alternativa, cooperativa, autogestionada. Allí es más claro desde dónde se habla o se escribe. No alcanza con verificar si el emisor de una información es un medio profesional. Ya no.

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