Informe especial | ANÁLISIS Y PRONÓSTICOS

La cuestión del trabajo

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Son muchos los estudios que apuntan a cuantificar el impacto de la robotización sobre el mundo del trabajo. Oscar Oszlak, doctor en Ciencias Económicas e Investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad, asegura que, según se pronostica, «los robots pueden llegar a reemplazar al 50% de los puestos de trabajo de baja calificación. También se verían afectadas las áreas de administración, logística y transporte». Al respecto, en su libro El Estado en la era exponencial, el economista cita una investigación del McKinsey Global Institute que analiza la situación en 46 países que representan el 80% de la fuerza laboral mundial. «El estudio pronostica que hacia 2030, un 16% de las ocupaciones estarían automatizadas, lo cual produciría un fuerte impacto y dislocación en el empleo».
Para la doctora en Antropología Susana Presta, la llamada cuarta revolución industrial representa «una mutación radical del sistema socioeconómico capitalista». No se trata, asegura la autora en un artículo publicado en la revista Bordes, de la Universidad Nacional de José C. Paz, del «fin del trabajo» debido al desempleo tecnológico, como lo planteó a mediados de la década del 90 el sociólogo Jeremy Rifkin, sino de «una reconfiguración de las relaciones de explotación y gobierno de la fuerza de trabajo». «¿Será entonces –se pregunta Presta– la precariedad del trabajo y de la vida la regla ordenadora de un «neocapitalismo»? En tanto, los investigadores de la Universidad de Quilmes Agustín Nava y Federico Naspleda consideran que es probable que la tendencia a la automatización, más que generar un fenómeno de desempleo masivo, impacte «en la estructura del empleo, estancando los salarios, polarizando el mercado laboral e implementando un mayor control en el proceso productivo». De todos modos, advierten sobre el riesgo de caer en una especie de «fetichismo de la tecnología». La introducción de nuevas tecnologías en el proceso productivo, destacan, «no es un aspecto exclusivamente técnico y neutro, y refiere a los problemas que en el capitalismo genera la creciente competencia y la continua necesidad de extracción de plusvalía».
«Así como la inteligencia artificial y la robotización contribuirán al confort, bienestar y calidad de vida de los seres humanos –agrega Oszlak–, también podrán crear mayor alienación, desigualdad y sufrimiento humanos si los Gobiernos y los factores de poder no aciertan en adoptar a tiempo las decisiones y cursos de acción que lo impidan».

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