28 de septiembre de 2022
Para el viceministro de Ambiente, la especulación inmobiliaria y la expansión de áreas para la producción inciden en los incendios en el Delta, además del factor climático.
Federovisky. El rol de las provincias y de la Justicia, junto con la Nación, es clave para la problemática ambiental, asegura.
Foto: Prensa Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación
Con alrededor de nueve provincias afectadas por incendios forestales en los últimos meses, es indudable la necesidad de respuestas por parte del Ministerio de Ambiente de la Nación. Es por eso que el viceministro Sergio Federovisky habló en exclusiva con Acción. El biólogo y periodista ambiental apuntó contra los emprendimientos inmobiliarios que buscan ocupar las tierras incendiadas, por ejemplo, en lugares como el Delta frente a Rosario, y responsabilizó a la Justicia entrerriana por su pasividad. Y, si bien buscó bajar el tono sobre los cruces con el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, remarcó: «Las provincias son las que tienen el derecho para legislar sobre la explotación de esos recursos naturales, pero también la responsabilidad para protegerlos en primera instancia».
–La situación más preocupante parece ser la del Delta en el río Paraná frente a Rosario. ¿Cuáles son las causas y por qué se repiten?
–En los momentos de bajante del río Paraná, como está ocurriendo hace tres años, el proceso que se produce es que se apropian de zonas que normalmente están inundadas porque se cree que pueden tener valor inmobiliario. Se queman esas zonas, se pone un terraplén para evitar que el agua reingrese cuando el río recupere su nivel y se produce de ese modo un tránsito violento y rápido desde el humedal a una tierra que en algunos casos se destinan a barrios privados. Pero no sucede solo eso: hay procesos asociados a la vocación inmobiliaria pero también a lo productivo, a lo ganadero o a la caza furtiva. Hay muchos procesos en danza, no es que hay un solo tipo de fuego que se inicia simultáneamente en todos lados.
–Pero, en vista de que la situación se repite, ¿no amerita algún tipo de intervención federal en la zona para dar una solución inmediata a las personas afectadas?
–Hay poderes provinciales que tienen el dominio de sus recursos naturales y la responsabilidad de protegerlos. Y hay una Justicia que debería dar respuestas. La percepción que sobrevuela es que nadie paga ninguna consecuencia por prender fuego en estas condiciones. Hemos hecho denuncias y presentado pruebas. Hemos pedido los catastros para identificar a los dueños de los establecimientos y hemos pedido medidas cautelares contra ellos para impedir que se sigan utilizando comercialmente los lugares que se quemaron. La Justicia no ha dado ninguna respuesta, no hay ninguna decisión concreta.
–¿Qué acciones están realizando para solucionar finalmente la situación?
–Estamos poniendo recursos como nunca hubo en la zona: 250 brigadistas, 15 medios aéreos, todo lo que tenemos a disposición. Lo que hay que hacer es seguir fortaleciendo el sistema nacional del manejo del suelo. Si bien el sistema existe por ley desde el año 2013, fue cambiando de Ministerios y cuando regresó al Ministerio de Ambiente hace dos años, no había nada. Esto significó darle una dimensión presupuestaria con una reforma legislativa que dice que el sistema se financia con una alícuota del 3 por mil de las pólizas de seguro. Y a partir de allí conseguimos equipamiento, que no lo había, y consolidamos a los brigadistas: había solo un puñado con contratos laborales basura, mientras que hoy tenemos un cuerpo de brigadistas que son planta permanente del Estado. Pero también hay que aceptar que estamos ante un problema que no se resuelve solo con la acumulación de recursos. Si fuese así no habría incendios en EE.UU., que tiene el sistema forestal más grande, más equipado y más capacitado del mundo, y sin embargo se le queman un millón de hectáreas todos los años en Los Ángeles.
–¿Cómo es la situación en Córdoba?
–Córdoba tiene una larga tradición de incendios, siempre para esta época. Al final del invierno que es la temporada seca en el centro del país y el inicio de la primavera con el aumento de la temperatura. Pero además se da también porque hay muchísima tradición de manejo de los campos y la basura con fuego, algo que está muy desaconsejado y desalentado, pero sin embargo sigue ocurriendo. Y además la zona ha sufrido durante el siglo pasado un proceso de deforestación muy grande, entonces tenés forestaciones exóticas con pinos o los pastizales que quedan, los cuales prenden rápidamente. Pero también hay mucha tradición en Córdoba de lucha contra el fuego. Tienen un buen sistema de defensa contra los incendios, la articulación que tenemos con ellos es muy buena, con resultados menos malos de lo que serían habitualmente.
–Existe un reclamo sobre la ley de protección de los bosques nativos, la cual dice que al incendiarse los bosques y no quedar nada que proteger, esas tierras pueden ser aprovechadas para emprendimientos comerciales, ¿se está atendiendo este tema?
–Yo no lo tomaría como una regla. Pero hay muchos antecedentes de situaciones en las cuales por ejemplo se quema en los bordes de algunas ciudades, Villa Carlos Paz o La Falda, por ejemplo; y en esas áreas que pasan a ser improductivas, rápidamente luego hay una presión muy fuerte para introducirlas en el ejido urbano mediante alguna rezonificación municipal. Lo que tenés allí es un negocio muy vil.