Informe especial

Primero, las personas

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Entidades de la economía social llevan adelante valiosas iniciativas que contribuyen a paliar los efectos de la emergencia sanitaria en la Argentina. Las mismas van desde la elaboración de alcohol en gel a precios accesibles hasta el desarrollo de aplicaciones tecnológicas.

Pigüé. La fábrica textil recuperada por sus trabajadores confecciona barbijos y delantales destinados a centros sanitarios del distrito de Saavedra. (Teresita Martinoya)

Según datos de la Alianza Cooperativa Internacional (ACI), existen alrededor de tres millones de cooperativas en todo el mundo, entidades que realizan una importante contribución a la cohesión social a través de la provisión de productos y servicios esenciales y la generación de empleo digno, entre muchos otros beneficios colectivos. De hecho, cuando la Organización de las Naciones Unidas declaró a 2012 como Año Internacional de las Cooperativas, lo hizo bajo el lema «las empresas cooperativas ayudan a construir un mundo mejor». Y en el marco de la crisis sanitaria y económica provocada por la pandemia de Covid-19, este postulado cobra especial relevancia.
En la Argentina, según el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social (INAES), más de 500 cooperativas y mutuales se ofrecieron para fabricar insumos esenciales para el personal de salud, como barbijos, alcohol en gel, cofias, túnicas y antiparras, elementos que registran faltantes y aumentos de precios. Una de ellas es la cooperativa Textiles Pigüé, que, articulada con la Secretaría de Salud del partido bonaerense de Saavedra, se abocó a la confección de barbijos y delantales para abastecer de manera gratuita a los centros sanitarios del distrito. «Pusimos en marcha el taller de indumentaria y, como en tantas otras oportunidades, nuestra cooperativa resolvió colaborar solidariamente en la lucha contra la pandemia, demostrando una vez más para qué han sido creadas este tipo de organizaciones», manifiesta Francisco Martínez, asociado y referente de la empresa recuperada bonaerense.
Otro producto sanitario que registró una repentina escasez y un aumento claramente especulativo de su precio fue el alcohol en gel. Ante esta realidad, la cooperativa Farmacoop, laboratorio farmacéutico de la Ciudad de Buenos Aires, adaptó una de sus líneas de producción para fabricar ese insumo, indispensable en ciertos contextos como el hospitalario. «Ni bien vimos que comenzaron los problemas  nos pusimos a trabajar con un grupo de ingenieros y farmacéuticos de la UBA para producir ese insumo esencial que permite prevenir la expansión de la pandemia», cuenta el presidente de Farmacoop, Bruno Di Mauro. A partir de esta iniciativa, la cooperativa firmó un convenio con el Gobierno bonaerense para producir unas 8.000 unidades de 250 mililitros de alcohol en gel por día. En el acuerdo se estableció que el Estado provee la técnica y la materia prima, mientras que la mano de obra y las maquinarias están a cargo de los trabajadores. Los cooperativistas aseguran que el precio del producto terminado es significativamente menor al que se está comercializando en el mercado.

Detrás de la pantalla
Las entidades tecnológicas también adquirieron un rol relevante en la emergencia. «Somos solidarios por definición y nos llena de orgullo que las expresiones de solidaridad y ayuda mutua no queden solo en la letra de los estatutos sino que podamos hacerlas llegar a toda la ciudadanía con hechos concretos», dice Leandro Monk, presidente de la Federación Argentina de Cooperativas de Trabajo de Tecnología Innovación y Conocimiento (FACTTIC), en relación con el trabajo intercooperativo que un grupo de asociadas de la federación –Nayra, Fiqus, Gcoop y Cambá– llevó adelante para desarrollar, en tiempo récord, la app que lanzó el Gobierno nacional para el autodiagnóstico de la infección de Covid-19, que solo en sus primeras 24 horas de funcionamiento fue descargada más de 100.000 veces a través del Play Store de Android. Sumando los resultados de la app con las visitas a la web, en un día unas 500.000 personas se hicieron el autoexamen de síntomas. La aplicación también cuenta con información sobre medidas de prevención y noticias actualizadas, además de un mapa con geolocalización que referencia a los centros de salud más cercanos. Por otro lado, FACTTIC colabora con la «Campaña nacional para la producción solidaria de elementos de protección personal», que impulsan el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación, el CONICET y la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación, con el objetivo de difundir las iniciativas de producción de máscaras de protección facial a través de la tecnología de impresión 3D. También, y de manera integrada con la Cooperativa de Provisión y Comercialización de Servicios Comunitarios de Radiodifusión, la Cámara de Cooperativas de Telecomunicaciones, y la Cámara Argentina de Empresas de Software Libre, FACTTiC puso a disposición herramientas para facilitar la comunicación. Uno de los primeros desarrollos en este sentido fue una plataforma de videoconferencia para uso interno entre la Jefatura de Gabinete de la Nación y el Ministerio de Ciencia.

Viedma. VSOFT hace mascarillas y barbijos. (Cooperativa VSOFT)

En el terreno financiero, en línea con las normas que dictó el Banco Central de la República Argentina para atenuar los efectos de la recesión económica que trae aparejada la pandemia, Credicoop lanzó una línea de crédito especial destinada a micros, pequeñas y medianas empresas para el pago de sueldos, a una tasa de 24%, con un plazo de 12 meses, con un primer vencimiento a los 120 días. «Comenzamos con las empresas de menor cantidad de empleados, dándoles esta posibilidad a unas 5000 pymes», informan desde Credicoop, entidad con amplia presencia territorial en el país y que desde su creación apoya el desarrollo de este sector. Con el mismo espíritu solidario, la filial Viedma del Banco colaboró, junto con otras organizaciones de la economía social, para que la cooperativa de software Vsoft ponga en marcha la fabricación de mascarillas y barbijos 3D. «Convencidos de que la salida a la crisis sanitaria es colectiva, nos pusimos a pensar cómo podíamos hacer un aporte desde nuestra actividad y decidimos desarrollar e imprimir los prototipos», comenta la presidenta de la entidad, Tatiana Rulli. Y destaca que las mascarillas se entregan gratuitamente «a quienes trabajan en la salud y la seguridad, y a comerciantes, que se exponen más que quienes nos quedamos en casa». Con el asesoramiento profesional del directorio del Hospital Zatti, la cooperativa rionegrina firmó un convenio con el Centro de Educación de Nivel Terciario (CENT) N⁰40 para poner más impresoras 3D en funcionamiento.

Cuidados. La Obrera estableció controles para proteger a trabajadores y consumidores. (Cooperativa La Obrera)

También el cooperativismo de consumo, acatando lo dispuesto en la resolución emitida por la Secretaría de Comercio Interior de la Nación, implementó una serie de medidas para tratar de disminuir el riesgo de contagio del coronavirus y, al mismo tiempo, garantizar el abastecimiento de los consumidores. «Nuestra prioridad es proteger la salud del personal que trabaja en nuestros establecimientos y también de los consumidores que concurren», dice Héctor Jacquet, gerente general de La Obrera, la cooperativa de consumo más grande de la Argentina, con más de 130 supermercados en unas 60 localidades de las provincias de Buenos Aires, La Pampa, Neuquén y Río Negro. Allí se fijaron horarios limitados de atención al público, se establecieron controles en los ingresos, se implementaron tareas especiales de higiene y se desplegaron carteles de señalización con información y consejos preventivos. También se establecieron políticas de precios justos y topes a la cantidad de unidades por familia para productos básicos. «A diferencia de las grandes cadenas comercializadoras que especulan con esta difícil situación, la cooperativa congeló los aumentos y mantuvo las ofertas que tenía previstas», asegura Jacquet. Asimismo, la publicidad comercial que La Obrera realiza habitualmente en los medios de comunicación fue reemplazada por mensajes de cuidado y prevención. «En los momentos críticos es cuando más debemos aplicar los valores de la responsabilidad y de la solidaridad que propone el cooperativismo», concluye Jacquet.
Con el mismo criterio operan los emprendimientos de consumo asociado que comercializan productos de cooperativas, empresas recuperadas y pequeños y medianos productores. El Instituto Movilizador de Fondos Cooperativos (IMFC), junto con otras organizaciones de la economía social, ha desarrollado la aplicación para celulares ESSApp y una página web, essapp.coop, donde los consumidores pueden encontrar una amplia lista de las comercializadoras más próximas a sus domicilios y así favorecer las compras de cercanía. «La idea es que los interesados hagan su pedido por diferentes vías de contacto y puedan recibirlos en su casa o retirarlos en un punto cercano de entrega», informan desde el IMFC.

Banco Credicoop. Ofrece créditos a pymes. (Archivo Acción)

Por otra parte, las cooperativas que brindan servicios esenciales como luz, agua o gas limitaron sus oficinas de atención al público pero mantienen muy activas las guardias para urgencias. En tanto, las entidades vinculadas al rubro de telecomunicaciones reforzaron las acciones para responder eficazmente al incremento en la demanda de conectividad.

Todo desde casa
La medida de aislamiento social obligatorio llevó, tanto en el área educativa como en muchas ramas laborales, a convertir las instancias presenciales en remotas. Algunas cooperativas están llevando soluciones a esos ámbitos.  Según Laura Marotias,  especialista en Educación y Nuevas Tecnologías de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO) y asociada de la cooperativa de trabajo Proyecto Wow, las iniciativas de educación a distancia deben tener en cuenta las circunstancias en las que se desarrollarán. «Una videoconferencia no es una clase. No se trata solamente de elegir materiales y actividades sino de pensar en las condiciones reales en que los estudiantes acceden a este tipo de educación, dado que la virtualidad cambia la noción y la relación de tiempo y espacio». Para la especialista, hay que tener en cuenta los recursos disponibles, tanto de alumnos como de docentes. Dispositivos electrónicos, acceso a internet y calidad en la conectividad, entornos propicios para la concentración, capacitación en procesos digitales, son algunos de los aspectos que intervienen. Proyecto Wow, que se dedica a diseñar y desarrollar  herramientas innovadoras basadas en el conocimiento, ofrece un curso a distancia sobre cómo crear y gestionar aulas virtuales. El mismo fue desarrollado a partir de una de las plataformas que ofrece el software libre, Moodle, una de las herramientas colaborativas de gestión de aprendizaje y formación más utilizadas en el mundo.
«En situaciones de crisis, las cooperativas siempre han estado a la vanguardia con lucidez, audacia y determinación. Hoy, gracias a su inherente solidaridad, unidad y espíritu pionero, continúan generando ideas poderosas para el beneficio de todos», expresó Ariel Guarco, presidente de la ACI, en un mensaje emitido por la entidad en el contexto de la pandemia. En síntesis, la actitud solidaria de las cooperativas en una situación como la actual demuestra la capacidad que tiene el sector para suministrar productos de calidad y servicios eficientes, persiguiendo como objetivo primordial el bienestar de las comunidades de las que forma parte.

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