Informe especial

Respuesta racional

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Existen muchas posibles perspectivas para acercarse al tema de la pandemia de coronavirus y su repercusión en nuestro país. Desde el punto de vista económico y social, el impacto es muy grave por la paralización de una parte importante de la economía y por los desórdenes psicológicos que presenta una parte de la población que atraviesa una cuarentena prolongada. Desde el punto de vista sanitario, importan sobre todo indicadores como el número de contagios, la cantidad de fallecidos y el número de camas de terapia ocupadas. Nuestro país, al 3 de julio, está en el número 25 de países por pacientes infectados confirmados. En número de muertes está en el puesto 35, con 6 países de América por arriba de esta cifra. Respecto al porcentaje de camas de terapia ocupadas, oscila entre 55% y 60% según las regiones. Cerca del 75% del país geográfico (no poblacional) se encuentra en funcionamiento cercano a lo habitual. Existe un Ministerio de Salud activo y coordinación pública-privada así como coordinación política entre Gobierno y oposición en territorio. Todo esto transcurre en medio de ciertos errores cometidos, particularmente en el cuidado del personal de salud. Nuestro país, aun con riesgo de fatiga social y daño económico, ha invertido en ganar tiempo para evitar la catástrofe sanitaria y el colapso del sistema de salud. Hoy el mundo científico tiene más claridad sobre el COVID-19 y sus formas de contagio, han aparecido medicamentos que acortan el período de internación y la gravedad como el remdesivir, y terapias promisorias como el plasma de pacientes recuperados y las inmunoglobulinas específicas de origen animal. Las vacunas parecen estar en fase de avance rápido. En síntesis, pese a las dificultades y errores lógicos, el país se está comportando con racionalidad en el plano sanitario, lo que permite esperar igual conducta para la salida ordenada de las fases más graves de esta pandemia.

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