13 de enero de 2023

La situación en Perú se hace cada vez más insostenible y la represión policial a los manifestantes que reclaman respeto a la voluntad popular devino en violentos enfrentamientos con un saldo de al menos 50 muertos. Las regiones más comprometidas son la ciudad de Cusco y la región aymara de Puno, en la frontera con Bolivia, donde miles de pobladores recorrieron las calles de Juliaca con los ataúdes de las 17 víctimas civiles del lunes. En esa región es tan grande el conflicto que se decretó el toque de queda nocturno. Este jueves, miles de personas salieron a protestar en las calles de Lima para exigir el cierre del Congreso, la renuncia de la presidenta de facto Dina Boluarte y la realización inmediata de elecciones. La crisis se desató hace un mes con la destitución del presidente Pedro Castillo, un sindicalista docente que fue resistido por los sectores de la derecha desde incluso antes de asumir el mandato y estuvo apenas un año y 130 días en el cargo. «Dina asesina», gritaban los manifestantes en la capital peruana, congregados en la plaza Dos de Mayo, quienes se movilizaron luego en forma pacífica hacia la plaza San Martín, en el centro de la ciudad. El gobierno trató de impedir desde la caída de Castillo, el 7 de diciembre, que las protestas llegaran ese punto neurálgico del poder político. Este paso es una señal que golpea en el eje al proyecto de quienes sostienen a Boluarte en el Poder Ejecutivo, pero resultaría difícil predecir qué puede suceder en el futuro inmediato.