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Francisco, por la memoria

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En medio del escándalo político por la visita de diputados libertarios a represores presos, entre ellos Alfredo Astiz, el papa recibió a Ana Fernández, nieta de Esther Ballestrino de Careaga, quien fue secuestrada por el grupo de tareas de la ESMA junto a otras madres y las monjas francesas y luego desaparecidas en los vuelos de la muerte. «No aflojen, conserven la memoria. Conserven la memoria de lo que han recibido. No solo de las ideas sino de los testimonios. Ese es el mensaje que les doy en este día», le dijo Francisco a la joven, con quien se reunió en una audiencia privada en la residencia de Santa Marta. El Papa también señaló que se había enterado de la visita de los diputados y que el proyecto para liberarlos «era algo muy peligroso». El vínculo con la familia Careaga viene de varias décadas atrás, cuando un joven Jorge Bergoglio fue técnico químico antes de ingresar al seminario y trabajó en un laboratorio bajo las órdenes de Esther Ballestrino de Careaga, a quien recuerda con mucho cariño.

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