28 de abril de 2025
El país mediterráneo enfrenta una de las peores crisis climáticas de su historia reciente. Desde noviembre de 2024, lluvias inusualmente intensas, las más severas en cuatro décadas, han dejado 58 muertes confirmadas y al menos 10 desaparecidos y han afectado a 859.775 familias, según cifras oficiales del Gobierno. La catástrofe, atribuida tanto al cambio climático global como a la degradación ambiental interna, ha dejado a 277 municipios en emergencia y arrasado 133.898 hectáreas de cultivos en todo el territorio nacional. La jefa de Análisis y Pronóstico Hidrológico del estatal Servicio Nacional de Hidrología y Meteorología, Lucía Walper, manifestó a la agencia Xinhua que las lluvias podrían persistir hasta la primera semana de mayo, un fenómeno inusual atribuido a diversos factores, como los incendios forestales de la última década que han devastado millones de hectáreas de bosque y pastizales en el país, así como la deforestación por la minería y contaminación. El pasado 26 de marzo Bolivia declaró la emergencia nacional para agilizar la movilización de ayuda internacional, advirtiendo sobre el riesgo de desbordes de ríos en más de 200 municipios en ocho de nueve departamentos.