12 de enero de 2023

Las consecuencias de la bajante del río Paraná y su impacto sobre el ecosistema local es notable. El fenómeno, que comenzó en marzo de 2020, dejó como saldo la mortandad de miles de cabezas de ganado y la pérdida de cosechas a causa de la extrema sequía. Además, con arroyos y lagunas secas en Santa Fe, la pronunciada bajante también provoca estragos en la reproducción de especies ictícolas. Según informó el ministro de Producción de Santa Fe, Daniel Costamagna, se perdieron unas 3.000 cabezas de ganado por la extrema sequía en el norte de la provincia. La prolongada ausencia de lluvias en toda el área es una situación de «extrema gravedad» que incluso se asemeja a lo ocurrido en 2008-2009. «En ese momento murieron unos 10.000 bovinos», recordó Costamagna. Otra de las consecuencias es que «el arroyo del Medio, límite natural entre Santa Fe y Buenos Aires, luce con su cauce seco y lo mismo se observa en las lagunas de El palmar y Cristal, en el departamento Vera, en el norte santafesino», señalaron voceros de El Paraná No se Toca.