27 de diciembre de 2021

La variante Alfa (B.1.1.7) del coronavirus, detectada por primera vez en el Reino Unido en septiembre de 2020, evolucionó para producir más proteínas «antagónicas», lo que le permitió evitar mejor el sistema inmunitario innato de los humanos, reveló un estudio publicado en la revista científica Nature. «Queríamos saber qué hizo especial a la variante Alfa de SARS-CoV-2. Cómo había evolucionado desde la cepa de la primera ola identificada en Wuhan, y qué características tenía que le permitieron propagarse por el mundo», explicó Lucy Thorne del University College de Londres, coautora del estudio. Con este objetivo, los investigadores aplicaron las muestras de la variante alfa a células pulmonares cultivadas en laboratorio para analizar su desarrollo en el cuerpo humano. Para comprobar si se activó el sistema inmunitario innato, los científicos midieron la cantidad de interferón, las proteínas señalizadoras que se generan como respuesta a la presencia de patógenos y que funcionan como una alarma que provoca una respuesta antiviral.