13 de junio de 2023

Soledad Acuña, ministra de Educación porteña, reúne en sus ocho años de gestión una extensa lista de expresiones estigmatizantes y de acciones de persecución ideológica contra quienes piensan distinto y reclaman por sus derechos en el ámbito educativo de la Ciudad. El ataque, en esta oportunidad, no estuvo dirigido a docentes ni estudiantes, sino a las familias nucleadas en cooperadoras, que, según su definición, «gestionan como si fuesen los dueños de la escuela». En un video que circuló en las redes, Acuña se dirige a un grupo de personas sentadas a su alrededor, en el exterior de un café o un bar, y les recuerda la importancia de «comunicarse directamente» con los padres y madres de las escuelas y de «respaldar» a los directivos de aquellas instituciones donde «las familias son muy fuertes y tienen un perfil ideológico determinado». De este modo, son un problema, para su modo de gestionar la educación porteña, las familias que «piensan distinto». «Pero obviamente, hay mucho para trabajar, lo más importante me parece es que los directivos se sientan respaldados para poder tomar decisiones en estas comunidades donde las familias son muy fuertes y tienen un perfil ideológico determinado», explica la ministra.