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Vox creció en Castilla y León y es clave para que el PP siga gobernando

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Contra los pronósticos y las expectativas del Partido Popular (PP), si bien esa agrupación conservadora se impuso en las elecciones adelantadas de Castilla y León, no podrá cumplir con el objetivo de poder gobernar la región en soledad y más aún, si quiere mantenerse en el poder deberá acordar con la ultraderecha de Vox. El adelanto electoral se produjo en diciembre cuando el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, envalentonado quizás por el triunfo del PP en Madrid en mayo de 2021, decidió romper su alianza con el centroderechista Ciudadanos con la esperanza de arrasar en ese feudo que el PP mantiene desde 1987.  Pero los cálculos no salieron como se había planificado: el PP obtuvo el 31,4% de los votos, pero en lo que representa un empate técnico, el Partido Socialista (PSOE), del presidente de Gobierno, Pedro Sánchez, quedó 30% de los votos, mientras que el neofranquista Vox recibió un 17,6% de apoyo. De esta forma, el PP consiguió 31 bancas en el Parlamento regional contra 28 del PSOE. Voz pasó de 1 a 13 representantes. La mayoría absoluta se consigue con 41 escaños (la asamblea regional tiene 81), de manera que la ultraderecha será imprescindible para gobernar. «Vox tiene el derecho y el deber de formar gobierno», se despachó el líder de Vox, Santiago Abascal, adelantando que nada será gratuito para Fernández Mañueco si quiere permanecer en el cargo.

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