11 de enero de 2017
Tras la «crisis del Pilcomayo», en 2010, cuando la pesca fue solo del 15% de lo obtenido en 2009, hoy «el río de las aves» (en quechua) va recuperando sus aguas y con ella los cardúmenes de sábalos, dorados, surubíes, bogas y bagres que proveen alimento a las comunidades wichi y weenhayek que habitan el chaco boliviano. La denominada crisis es un problema que se agravó en el último medio siglo, cuando a la abundante sedimentación del río –que colma su cauce e impide, cuando hay poca agua, la subida de los cardúmenes–, se sumó la contaminación por desechos de las mineras potosinas. Ese mismo año el gobierno boliviano puso en funcionamiento la Oficina Técnica Nacional de los ríos Pilcomayo y Bermejo, para actuar en conjunto con la Argentina y Paraguay, en intervenciones de dragado. Y los trabajos tripartitos ya muestran sus resultados. Los cardúmenes poco a poco suben y colman las aguas y las inundaciones en la cuenca media son cada vez menores.
