13 de mayo de 2015
En una síntesis precisa, el poeta Roberto Juarroz proponía: «Que la casa crezca con el hombre y cuando este parta conserve un duplicado de su imagen»; exactamente eso es lo que ocurre con El Paraíso, la casa donde vivió el escritor Manuel Mujica Lainez (1910-1984) desde 1969 hasta su muerte, ubicada en Cruz Chica, en el cordobés Valle de Punilla.
«Manuel se enamora perdidamente de este caserón –cuenta Lilian Melo, vecina y una de las históricas amistades de los Lainez– y lo adquiere porque lo siente predestinado, ya que se llamaba El Paraíso, como uno de sus libros, y estaba ubicado en la calle Alvear, el apellido de Anita, su esposa. Pero no se quedó solo allí, sino que empezó a entusiasmar a sus antiguos colegas y artistas de Buenos Aires para que compraran las casas aledañas; así este lugar se convirtió en un polo concentrador de cultura y continúa siéndolo aún hoy».
Numerosos grupos de creadores, intelectuales, bohemios y demás «refugiados» pasaron por la casa de Mujica Lainez, que fue erigida en el siglo XVIII y originalmente perteneció a un casco de estancia de la Compañía de Jesús. En 1990 se abrieron las puertas al público y El Paraíso se convirtió en casa museo por pedido testamentario de su dueño, para que siga siendo su morada un sitio inspirador donde pudieran observarse los objetos que guardaba con celo, producto de sus viajes por el mundo y de herencias familiares: «Estas sillas inglesas fueron del hermano de Dorrego en 1830; el general San Martín regaló este escritorio de viaje a mi tatarabuela peruana en 1821; ese cristo de plata perteneció al Virrey del Perú», explicaba Mujica Lainez a los huéspedes, según cuenta el escritor en su obra Cecil.
De las 30 salas de El Paraíso se pueden visitar 12. La biblioteca es la que más admiración provoca, ya que se conservan sus 15.000 volúmenes. En el piso superior se encuentra el taller del escritor. Allí, la reina indiscutida es la vieja maquina Woodstock con la que escribió los libros de su etapa serrana: El laberinto (1974), Cecil (1975), Los cisnes (1977), El gran teatro (1979), El escarabajo (1986) y El brazalete (1991), entre otros. Los últimos de una obra que cuenta con más de 30 títulos.
«En julio del año pasado anunciamos que estábamos ante un cierre inminente de El Paraíso como casa museo abierta al público –explica Ana Mujica, hija del escritor y presidenta de la Fundación Manuel Mujica Lainez–, es imposible seguir manteniéndola con recursos personales y lo recaudado por las visita guiadas; hoy muchas voluntades se están sumando para organizar eventos y obtener recursos. Estamos resistiendo con alegría, por decirlo de algún modo, a este gran desafío de mantener abierto y vivo El Paraíso para todos».
«Entre los diversos aportes que el escritor Manuel Mujica Lainez hizo a la literatura argentina –asegura Ana María Hernando, licenciada en Letras Modernas y autora del libro Al borde del Paraíso– destaco toda la peculiar obra; su pasión por escribir lo llevó a ocupar un lugar de privilegio en nuestras letras. Pero el otro gran legado
–agrega– fue su paraíso terrenal-personal, que pasó a convertirse en “museo universal”, un faro energético de cultura visitado por turistas que transitan diariamente esa pequeña maravilla del mundo, en ese rincón del sur de América Latina».
—Texto y fotos: Bibiana Fulchieri